sábado, 2 de febrero de 2013

La culpa

Pilar Rahola

La pregunta es demoledora: "¿España escogió de presidente a un defraudador de Hacienda?"


La pregunta que recorre la espina dorsal de muchos ciudadanos es demoledora: "¿España escogió de presidente del Gobierno a un defraudador de Hacienda?". Por supuesto, todo está bajo presunción de inocencia, pero el hecho de que algunos dirigentes del PP hayan confirmado que cobraron sobresueldos, y dada la acumulación de pruebas que va publicando El País y que apuntarían a una práctica generalizada, el tema ha explotado sin control. Y si fuera cierto que existieron los sobresueldos, que fueron sistemáticos y representaron miles de euros, si venían del ladrillo y sus vasos comunicantes y si además no fueron declarados a Hacienda, si todo ello fuera cierto, la pregunta sería la primera de la lista. Y, por ende, sería letal, porque ninguna democracia puede permitirse tener a un defraudador en la Presidencia del Gobierno. Además, el hecho de que la presunta responsabilidad fiscal del PP por los sobresueldos del año 2008, el único que aún no había prescrito, haya prescrito hace dos días, -¡qué delicada casualidad!-, tampoco significa nada. Puede que esté prescrita la causa tributaria y veremos si hay causa penal, pero la causa política es una explosión cósmica. De hecho, si sumamos todos los elementos, sobresueldos, ladrillo, dinero negro, el suizo Bárcenas, amnistía fiscal y crisis económica, el PP está en el centro de la tormenta perfecta. Y, como dejó claro George Clooney en la película, sobrevivir a esa clase de tormentas es casi imposible. Ni para el PP, ni quizás para todo el sistema, porque, como escribe Carlos Elordi en eldiario.es, la corrupción española empieza a parecer la Tangentópolis italiana.

Cabe la posibilidad, sin embargo, de que todo esto no sea cierto y que estemos ante un castillo de naipes cuyas piezas son tan volátiles que no se mantienen en pie. En este caso cabría esperar algo que aún no ha ocurrido: una querella del propio Rajoy contra el diario que ha publicado los sobresueldos. Así actuó Artur Mas con El Mundo, y la querella fue fulminante: no hemos leído nada más sobre cuentas suizas del president. Sin embargo, Rajoy no ha puesto ninguna querella y de momento todo lo que tenemos es mucha retórica -son buenos, morales y legales- y pocas nueces. Y aquí no caben medias tintas porque de esto, nadie se va a ir de rositas. O Rajoy presenta una querella, o no la presenta, pero muestra sus cuentas públicamente y se comprueba que a) no ha cobrado, o b) ha cobrado pero ha declarado, o, si no hace nada de ello, las palabras se las llevará el viento. Porque la indignación ciudadana está al borde del estallido y, para prueba, la web change.org que en pocas horas puede conseguir el millón de firmas para que la cúpula del PP dimita. Que no se equivoque Mariano Rajoy, el tiempo de la verdad ha llegado: o demuestra su inocencia o le fulminará la culpa.

Porque dudo que nadie acepte, en estos tiempos, una explicación a medias.


lavanguardia.com - Pilar Rahola | 02/02/2013

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