lunes, 20 de febrero de 2012

 La policía dispara bolas de goma contra los estudiantes en Valencia
La jefatura confirma que 21 jóvenes han sido detenidos, cinco menores, hasta las 21.00
La concentración de protesta ante el Instituto Lluís Vives se dispersa por toda la ciudad



"Nos tratan como a terroristas". Juan, estudiante de quinto curso de piano y alumno del Instituto del Carmen, ha expresado su malestar ante la violencia policial contra las protestas estudiantiles en Valencia. Caída la noche, centenares de jóvenes permanecían en las inmediaciones del instituto Lluis Vives mientras la policía intentaba dispersarlos disparando bolas de goma. La indignación era patente entre los viandantes hacia el proceder de los agentes.

23 furgones aparcados junto al instituto que está en el origen de la protestas y otra docena de vehículos policiales circulando por la calle perpendicular, que desemboca en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, componen una imagen de violencia desconocida en la ciudad. La movilización policial no fue tan intensa ni contra las concentraciones del 15-M ni contra las protestas contra los derribos en el barrio de El Cabanyal.


Hasta medio centenar de furgones y sirenas de la Policía Nacional han invadido las grandes vías de Valencia desde el mediodía. La descoordinación para frenar las protestas de los estudiantes, que en su mayoría son menores de edad, ha provocado muchos problemas de tráfico. Los estudiantes denuncian los recortes en el sector de la enseñanza pública aprobados en enero por la Generalitat Valenciana, lo mismo que los funcionarios que se han venido encerrando en edificios públicos sin mayores problemas desde enero pasado. Pero han topado con una respuesta mucho más violenta. Las múltiples cargas durante toda la tarde han dejado un saldo de 21 estudiantes y menores detenidos hasta las 21.00 horas.

Estudiantes universitarios se sumaron a las protestas a última hora de la tarde. Algunos contenedores de basura resultaron incendiados a lo largo de la avenida de Blasco Ibáñez, donde se concentran varias facultades. También se desplazaron furgones policiales hacia las facultades ubicadas en el campus de Tarongers, en el norte de la ciudad.


Antonio Moreno, jefe superior de Policía de Valencia, ha comparecido a media tarde junto a la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Paula Sánchez de León. Moreno ha aludido a las refriegas con los estudiantes en términos bélicos y ha asegurado que al menos cinco agentes han resultado magullados. También ha explicado que un menor ha resultado herido.

A media tarde, en plena calle, Albert Ordóñez, presidente de la Federación Valenciana de Estudiantes de Enseñanzas Medias (Faavaem) y un mando policial intentaban llegar a un acuerdo para apaciguar los ánimos. Pero sin éxito.

“No nos apuntes, somos estudiantes, no somos ciervos”, coreaban los estudiantes mientras una decena de agentes rodeaba, capturaba y esposaba a otro muchacho frente al instituto público Lluís Vives.

 En las calles de Valencia, padres y madres de alumnos se asomaron a las refriegas y recriminaron a la policía. “Por favor, suéltalo, ¿no ves que es sólo un chaval?”, gritaba una mujer que vió una de las múltiples cargas policiales, que se registraron a lo largo de todo el día.

“El agente 97754 cogió a mi hija del cuello y la estampó contra el suelo”, se desgañita Carmen Domínguez, madre de Kerry, una estudiante menor de edad que acabó siendo arropada por su hermana Brenda durante otra de las refriegas. “El parte de la ambulancia dice que Kerry sufrió una crisis de ansiedad. Lleva un collarín y una férula en el brazo. Voy a denunciarlos”, repetía Carmen.

Los padres de chavales supuestamente detenidos se arremolinaban ante la comisaría de Zapadores para intentar saber algo de sus hijos. Uno de ellos fue informado de la detención de su hijo cuatro horas después. Una madre relataba como la policía le arrebató de las manos a su hija de 17 años cuando permanecían paradas en la acera en compañía de sus dos abuelas.

“Yo también llevo armas. Ésta es la mía”, gritaba otro estudiante que clamaba contra la detención, mostrando un libro en alto. El instituto Lluís Vives se ha convertido en el icono de las revueltas estudiantes desde la detención el miércoles pasado, de Andreu un estudiante menor de edad del centro, que fue esposado y llevado a comisaría durante horas.

Las jornadas de protesta estudiantiles han degenerado en una improvisada y caótica primavera de Praga. Mientras los jóvenes defendían en la calle su “libertad de expresión” para denunciar los “recortes en el sistema educativo” valenciano, decenas de lecheras y centenares de agentes se dispersaron corriendo detrás de los chavales, que —en la cuarta jornada de protesta— aún no han roto ni un cristal, ni estropeado un escaparate y una farola.

EL PAÍS.com - Neus Caballer - Valencia - 20 FEB 2012

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