La nueva mansión del ex primer ministro italiano pertenecía a un senador del Partido del Pueblo de la Libertad al que se vinculó con la Cosa Nostra
Para esperar a que la crisis escampe, nada mejor que agenciarse una buena mansión frente al lago de Como, uno de los más profundos de Europa, una fastuosa i griega invertida de 146 kilómetros cuadrados situada en la bella Lombardía, al norte de la no menos bella Italia.
Si además la mansión tiene 30 habitaciones, campo de tenis, un embarcadero y fastuosas vistas al lago desde la península de Torno, mejor que mejor. ¿Que valdrá un Potosí? Sin duda, pero eso no es algo que preocupe grandemente a Silvio Berlusconi, quien ha perdido poder político pero no económico.
Según su declaración al fisco, el anterior primer ministro sigue siendo el político italiano más rico, con unos ingresos y bienes en 2011 superiores a los 48 millones de euros, ocho más de lo que dijo poseer en 2010. Aunque si nos fiamos más de la revista Forbes que de la sinceridad de Berlusconi a la hora de hacer su declaración de Hacienda, la fortuna de Il Cavaliere asciende a la friolera de 7.800 millones de dólares (alrededor de 6.000 millones de euros), lo que le sigue garantizando un año más el título de hombre más rico de Italia.
Así que, ¿por qué no darse el capricho de ver cumplido su viejo sueño de poseer una casa frente al lago? Y qué mejor manera que comprándole a su gran amigo siciliano Marcello Dell'Utri, senador de su propio partido -el Pueblo de la Libertad (PDL)- y fundador de Forza Italia, su maravillosa Villa Comalcione.
La venta, según el periódico Il Giorno, se habría formalizado — un decir, tratándose de Berlusconi— el pasado 8 de marzo, al tiempo que su sucesor Mario Monti se las veía y deseaba con patronal y sindicatos para intentar reflotar la desastrosa economía que recibió en herencia.
Eso sí, Berlusconi sabe lo que compra. No solo porque en más de una ocasión acudió como invitado del senador, sino porque hace unos meses ambos protagonizaron un escándalo —otro— con la mansión como testigo. La Guardia de Finanzas (la policía especial contra los delitos económicos) descubrió que Berlusconi le había regalado ocho millones de euros a Dell'Utri y se malició que fuese por algún asunto turbio.
Dell'Utri argumentó que solo era un préstamo de su amigo Silvio para rehabilitar la mansión principesca y después ponerla en venta. En aquella ocasión, la policía decidió hacer la vista gorda, y eso que el senador era un viejo conocido: en 2010 fue condenado a siete años de cárcel por colaborar con la Mafia…
Volviendo a la casa, cuyo precio de venta no ha trascendido aún, es una auténtica preciosidad. No hay más que ver la galería de fotos que publican los periódicos italianos. Eso sí, cuando llegue Berlusconi aún se estarán marchando los pintores y Dell'Ultri.
Porque, lo que son las cosas, el 8 de marzo se firmó la compraventa y justo al día siguiente los tribunales anulaban la sentencia que consideraba probado que el senador siciliano había compartido asuntos con la Cosa Nostra de los míticos Totò Riina y Bernardo Provenzano. Así que, cuando llegue Il Cavaliere, tal vez quede en el ambiente todavía ese inconfundible olor a pintura y asuntos turbios.
Pablo Ordaz - EL PAÍS.com - Roma 22 MAR 2012
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