Marcha a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo frente al Congreso Nacional en Buenos Aires.
Argentina, primer país de Latinoamérica en aprobar el matrimonio gay
La sesión del Senado que debatía la medida se alarga casi 15 horas con manifestaciones de los dos signos en las calles
En una ajustada votación, Argentina, donde el 91% de la población se declara católico, se ha convertido en el primer país de toda Latinoamérica -y el décimo del mundo- en autorizar el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo su territorio. El intenso debate en el Senado se ha prolongado durante casi 15 horas y ha sido retransmitido por televisión. En contra de lo que suele suceder, el resultado no se conocía de antemano y la incertidumbre se ha mantenido hasta el final, cuando la iniciativa, impulsada por el oficialismo (Partido Peronista), ha sido aprobada hacia las 4.00 hora local por 33 votos frente a 27 votos en contra y tres abstenciones. La nueva ley ha estado precedida de una tensa polémica que ha calado en la sociedad y que ha enfrentado al Gobierno de Cristina Fernández, partidario de las bodas gay, con la oposición, que pedía que se limitara el reconocimiento legal a la unión civil, y la Iglesia católica.
Prueba de esta polarización han sido las manifestaciones a favor y en contra de miles de personas frente al Congreso argentino mientras se celebraba el debate. Dentro de la Cámara Alta, decenas de senadores han expuesto en una sesión agotadora sus opiniones sobre el proyecto de ley. Con argumentos poco contundentes y en su mayoría carentes de bases legales, oficialistas y opositores han protagonizado una discusión por momentos acalorada que no parecía tener fin y cuyos resultados nadie se atrevía a vaticinar debido a las discrepancias internas en uno y otro bloque y a las fuertes presiones, políticas y religiosas, a las que han estado sometidos los senadores. Tras la histórica decisión del Senado, el jefe de la bancada oficialista, Miguel Angel Pichetto, se ha mostrado satisfecho con el resultado y ha subrayado que "es un paso muy significativo en el camino de la igualdad", informa el diario argentino La Nación. Por su parte, Clarín señala que el resultado ha desatado "la euforia de los manifestantes que, pese a la ola polar que estremece a la ciudad, han realizado una vigilia en la Plaza de los Dos Congresos" -reconocida por su propaganda turística como ciudad gay friendly-.
Pancartas gigantescas con lemas como Sólo varón y mujer o Yo quiero un papá y una mamá, enmarcaban la ubicación de los grupos contrarios al matrimonio gay, que se han acompañado de vírgenes e imágenes religiosas y que, rosario en mano, rezaban avemarías para pedir por el rechazo a la propuesta gubernamental. Enfrente, grupos de derechos humanos y colectivos homosexuales reivindicaban el matrimonio gay con proclamas como Sácate la sotana y Saquen sus rosarios de nuestros ovarios, arropados por organizaciones oficialistas que sembraron la plaza de banderas con imágenes de Juan Domingo Perón. En esta "guerra de Dios", como la calificó el cardenal Jorge Bergoglio, la Iglesia ha desplegado una agresiva campaña que ha incluido movilizaciones, arengas desde los púlpitos, sanciones para los sacerdotes discrepantes y "consejos" a los senadores en cuyas manos estaba el voto del proyecto de ley.
Un debate duro
Comentarios similares a los de la calle se han escuchado en la Cámara Alta, como el argumento extravagante de la senadora Sonia Escudero que, pese a ser peronista, rechaza el matrimonio gay por considerar que "la relación hombre-mujer es fértil, la relación homosexual es estéril, y como es diferente hay que darle una regulación diferente". En el extremo opuesto, Luis Juez, del opositor Frente Cívico, ha optado por apoyar al oficialismo porque, aunque se ha reconocido "cristiano y fanático de la Virgen", entiende que "ni siquiera en la Biblia se ha encontrado un párrafo donde Cristo se enojara con los homosexuales" y apuesta por centrar el debate en la modificación del código civil, "una institución laica, en un país laico". El también opositor Arturo Vera, sin embargo, ha admitido que "no me da la inteligencia natural para aceptar que es lo mismo la unión de heteroexuales con la de homosexuales". Aunque el resultado era impredecible, el responsable de Movimientos Sociales del PSOE, Pedro Zerolo, se desplazó a Buenos Aires para apoyar al colectivo homosexual porque confiaba, como así ha sido, en que "en este día histórico Argentina se convierta en el primer país de América Latina en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo".
Al calor de la discusión, algunos se han explayado en detalles sobre su vida privada, como Chiche Duhalde, esposa del ex presidente Eduardo Duhalde, quien, como si revelara un secreto de Estado, confesaba: "Tengo amigos homosexuales, parientes homosexuales y no tengo ningún problema". También ha habido tiempo para que los senadores impartieran lecciones científicas sobre la vida sexual de las plantas, de los pingüinos, ofrecieran listas de gays ilustres, repasaran la historia argentina, la Historia universal, la Constitución y hasta relataran sus experiencias personales sobre matrimonios en segundas nupcias. No han faltado tampoco alusiones al modo de vida de la comunidad homosexual, con comentarios como "son igual que nosotros, viven como nosotros, sienten como nosotros", como si sus señorías se estuvieran refiriendo a seres de otro planeta.
Hasta hoy, sólo cuatro ciudades argentinas admitían la unión civil entre personas del mismo sexo, aunque desde diciembre al menos nueve parejas homosexuales se han casado en el país mediante habilitaciones judiciales, si bien algunos enlaces fueron posteriormente anulados. La Ley de Unión Civil de la ciudad de Buenos Aires, aprobada a finales de 2002, supuso el primer antecedente en el país y el primer reconocimiento de las parejas homosexuales en Latinoamérica. En la red, la noticia está siendo muy leída y comentada. #matrimoniogay es Trending Topic en Twitter (4º posición) a estas horas.
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Publicado por EL PAÍS.com, el 15.07.2010