sábado, 21 de noviembre de 2009

LA CHICA DE LA BOLA

Lolo Rico, la creadora del programa que fascinó a una generación recibe hoy un homenaje

"Te sientas enfrente y es como el cine, todo lo controla es un alucine, es como un ordenador personal, es La bola de cristal...". Detrás de esa letra convertida en himno generacional hay un gran programa de televisión (La bola de cristal), y detrás de ese gran nombre hay otro: Lolo Rico. Y, tras éste, una grandísima mujer. La misma que un día de 1984 vio a Alaska (Olvido Gara) por una calle del centro de Madrid, la siguió hasta perderla en una bocacalle y llegó a su casa diciéndole a sus hijos que había visto a la que podría ser la presentadora de su programa: "No puede haber otra igual, es distinta de todas las chicas que yo he visto". La describió y al día siguiente estaba con sus hijos en la sala Rockola, donde acabó haciendo el casting de gran parte del equipo de su espacio televisivo: Pablo Carbonell, Pedro Reyes, Javier Gurruchaga... "Empecé a moverme por allí como por mi casa, a descubrir cosas y gentes, me impregné de la Movida, y por eso La bola fue lo que fue.

Hoy, a sus 75 años, recibe un homenaje del Festival de Cine Internacional para la Infancia y la Juventud (FICI), que clausura su sexta edición dedicada a la infancia y que pretende trasladarle a esta dama catódica "el agradecimiento de los millones de españoles a los que consiguió sacar de la cama un sábado tras otro durante cuatro años seguidos [de 1984 a 1988], para enseñarles que la televisión podía ser algo más que una mera caja tonta y un programa para niños, y transformarse en un emblema generacional de una época de libertades".
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"La propuesta televisiva para la infancia es confusa, sin gracia"Hoy, a sus 75 años, recibe un homenaje del Festival de Cine Internacional para la Infancia y la Juventud (FICI), que clausura su sexta edición dedicada a la infancia y que pretende trasladarle a esta dama catódica "el agradecimiento de los millones de españoles a los que consiguió sacar de la cama un sábado tras otro durante cuatro años seguidos [de 1984 a 1988], para enseñarles que la televisión podía ser algo más que una mera caja tonta y un programa para niños, y transformarse en un emblema generacional de una época de libertades".
Lolo Rico está dispuesta a hacer muchas cosas y a hablar de muchas más, con la autonomía y la libertad que ha caracterizado y, a veces, censurado su carrera: "No me canso de hablar de la violencia que hay en la televisión, pero la peor violencia que existe es la estupidez. Hacer niños estúpidos es imperdonable, no hay interés por la infancia, la propuesta televisiva para niños es confusa, sin gracia, convencional, conservadora en el peor sentido, no es coherente y no tiene intención. A los niños hay que ayudarles a crecer para que sean adultos cuanto antes, que es para lo que estamos aquí, no para que no tengan más aliciente que hacer el imbécil". Lolo Rico dixit.

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