Donde dijo "muy bueno" ahora dice "tremendamente dañino". El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha pasado en poco más de una semana de sacar pecho por el rescate bancario a considerar sus resultados como algo malo para España. Lo ha hecho desde Los Cabos (México), donde se celebra la cumbre del G-20.
En esa reunión, Rajoy ha admitido que tras el anuncio del rescate la deuda soberana está sufriendo problemas, según han informado fuentes del Gobierno a la Agencia EFE. El presidente del Gobierno hizo referencia a la presión que los mercados han ejercido sobre el bono español, que este lunes marcaba un nuevo récord al alcanzar la prima de riesgo los 585 puntos.
Según estas mismas fuentes, el Ejecutivo español quería que el rescate se inyectase directamente en la banca sin implicar al Estado para evitar que afectase a la deuda soberana española. Esto no fue así por la oposición de algunos miembros del Eurogrupo como Alemania.
En este sentido también se expresó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, quien dice que la UE busca "favorecer un sistema que evite la contaminación de la deuda soberana por parte de la deuda financiera". Sobre el rescate a España, Barroso no quiso dar detalles hasta que "formalice su petición". Entonces, "se abrirá una conversación con los Estados miembros para decidir cuál es la mejor forma de hacerlo".
Según la Agencia EFE, el borrador de la declaración final que adoptará el G-20 instará a los socios europeos a "mejorar el funcionamiento de los mercados financieros y a romper el vínculo entre deuda soberana y bancos". Rajoy también ha reclamado un calendario "preciso y concreto" para avanzar en la unión fiscal y bancaria.
DEL OPTIMISMO AL PESIMISMO EN SIETE DÍAS
Poco más de una semana han pasado de estas palabras de Rajoy: "Ayer ganó la credibilidad del euro, ayer ganó el futuro del euro, ayer ganó la Unión Europea y ayer ganó la posibilidad de que pronto en España se puedan recuperar los niveles de crédito que son necesarios para mejorar la inversión y el empleo".
Y lo que hace una semana era un triunfo por el que el presidente del Gobierno dijo presionar ("quien presionó fui yo", aseveró), hoy es un mecanismo "dañino" que afecta a la deuda de España. Lo que hace unos días era un acuerdo "muy bueno" que fue "difícil de conseguir" y que "deberíamos celebrar", es hoy una lacra para la deuda soberana.
El HuffPost / EFE | Publicado: 19/06/2012
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