
Adiós Mr. Berlanga
Fallece en Madrid uno de mas los grandes cineastas españoles de todos los tiempos.
"Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación". Si hubiera que escoger una frase que haya marcado la memoria de la España de los últimos 70 años, ahí está el arranque del discurso de Pepe Isbert en ¡Bienvenido, mister Marshall! Con la muerte esta madrugada de Luis García Berlanga (Valencia, 1921) desaparece un genio de las artes, el creador que junto a Luis Buñuel ha marcado el cine español en el siglo XX. Por desgracia, su comedia, tan pegada a la realidad española, tuvo muy poca repercusión en el mundo anglosajón.
Porque a través de la obra de Luis García Berlanga cualquier espectador aprende cómo ha sido la España del siglo XX, y más aún, de dónde vienen los actuales lodos de la del XXI. Así mismo, Berlanga se definió como ácrata, como anarquista burgués independiente, como pesimista, valenciano, tímido (de ahí que como contrapartida, y así se justificaba, no paraba de hablar), como amante y creador de paradojas... Michel Piccoli, con el que trabajó en Tamaño natural y París Tombuctú, dijo de él: "Es Don Quijote" y añadió: "Bueno,también podría ser Sancho". Berlanga ha sido muchas cosas; incluso de su obra ha nacido un adjetivo: berlanguiano. Hasta Franco tenía su propia definición sobre el cineasta. Cuando sus ministros le contaron que era un anarquista, un bolchevique o un comunista, el dictador les respondió: "Berlanga es mucho peor que eso, es un mal español"

"Bardem y yo éramos los renovadores, pero no llegamos a inquietar al cine oficial". Juntos escribieron un primer guión, La huída, que fue prohibido por la censura, y levantaron otro proyecto, Esa pareja feliz. "Bardem y yo la preparamos como si fuéramos a construir la torre Eiffel:dibujos, alzados, a qué altura debía ir la cámara... todo debido al atracón de prepotencia que habíamos adquirido en las clase de Serrano de Osma y Antonio del Amo y con los libros de Kulechov, Eisenstein, Pudovkin y demás genios, rusos sobre todo". Berlanga recordaba que durante el rodaje midió mucho sus palabras para no chocar constantemente con Bardem. "Al menos, el filme trataba de cosas más cercanas, naturales, divertidas y distintas a las que se filmaban por aquel entonces", gracias en gran parte a su protagonista, Fernando Fernán Gómez, que encarnaba a un eléctrico del cine español. Esa pareja feliz no se estrenó hasta después de ¡Bienvenido, míster Marshall!, con lo que el encargo a Bardem y a Berlanga les llegó de una manera rebuscada (a través de militantes comunistas). "Había tres condiciones previas: que saliera Lolita Sevilla, que pasara en Andalucía y que fuera de risa". La pareja se junta con Miguel Mihura para escribir el guión, aunque en Berlanga recayó la dirección.

En esas primeras películas -Novio a la vista (1954), Calabuch(1956), Los jueves, milagro (1957)-la tristeza final y el ambiente gris de la época eran amortiguados por la solidaridad entre los protagonistas. Tras cinco años levantando películas que nunca se harían, y mientras estalla el talento de jóvenes de Carlos Saura y triunfa en Cannes Luis Buñuel con Viridiana, Berlanga se encuentra con un guionista, Rafael Azcona, con su bisturí dialéctico, y el cine del valenciano entra en nuevos campos: incomunicación, insolidaridad, cierta crueldad y a la vez mayor humanismo. Llegan así Plácido (1961) y El verdugo (1963). La presentación de esta última, con escándalo incluido, en la Mostra de Venecia la convirtió en un filme político, algo que su director nunca había buscado, y por ello estuvo nueve años sin poder rodar hasta La boutique (1967) y ¡Vivan los novios! (1970).

Con la democracia llegan las películas más corales de Berlanga (que rueda mientras dirige la Filmoteca Nacional entre 1979 y 1982), como la trilogía de los Leguineche que componen La escopeta nacional (1977), Patrimonio nacional (1981), con la que obtuvo el Premio Nacional de Cinematografía, y Nacional III (1982), toda una disección de las maneras imperantes en España. Traslada el éxito de esa estructura a la Guerra Civil con La vaquilla (1985), un triunfo abrumador de crítica y público gracias a un guión escrito 25 años antes, prólogo del premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1986: fue el primer cineasta en obtener el galardón, justo cuando impulsa la creación de la Academia del Cine.Dos años más tarde fue elegido académico de Bellas Artes de San Fernando.
Su lado más fallero se muestra en Moros y cristianos (1987) y en Todos a la cárcel (1993), con la que consiguió el Goya al mejor director. En los noventa debutó en el teatro, como director del sainete Tres forasteros de Madrid, en 1995 en Valencia, y también en su Valencia natal filmó la serie BlascoIbáñez, la novela de su vida. En esos años Berlanga demostró no tener pelos en la lengua:aseguró que "el cine español está robotizado por las subvenciones del Ministerio" y se opuso junto a Bardem a las ayudas que favorecían las películas de los directores debutantes. También disfrutó de todo tipo de homenajes y parabienes, como diversas celebraciones en Guadalix en conmemoración de varios aniversarios de ¡Bienvenido, míster Marshall!, antes de meterse en el rodaje de París-Tombuctú (1999), su decimoséptimo y último largometraje. En él resumió sus vicios ("El ciclismo, el Valencia, la literatura erótica..."), yen su promoción definió su estilo: "Nada debería estar sujeto al guión, los actores deberían inventar la película. Yo tengo fama de ser caótico, pero es mi forma de trabajar y lo que he perseguido siempre. Y siempre he huido de la farsa, todo lo que se ve en mis películas es real, son cosas que he vivido o me han pasado". En el último plano de París-Tombuctúpuso la frase: "Tengo miedo". Siempre con su vestir elegante, aseguraba -y era creíble o no, como todo lo que le contaba- que había dejado de ir al cine en los años noventa, "por causas que no se pueden entender, como dejar de beber vino o de besar a las chicas". La última que vio en gran pantalla fue "Torrente, de mi amamantado Santiago Segura".

A pesar de su fallecimiento, aún queda un último berlanga, el que está confinado en la arqueta 1.034, una caja de seguridad de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. Cerrada el 27 de mayo de 2008, el contenido se desvelará el 12 de junio de 2021, cuando se cumpla el centenario del nacimiento del cineasta.
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