miércoles, 19 de mayo de 2010

CRÓNICA DE UNA EXTINCIÓN ANUNCIADA

El urogallo se extingue en Asturias



El urogallo (Tetrao urogallus cantabricus) desaparece de la Coordillera Cantábrica. En realidad, podemos darlo ya por extinguido en las dos terceras partes de Asturias. El censo de esta primavera no ofrece dudas. Tan sólo quedan 3 machos en el centro y oriente asturiano, tres únicos territorios de cría, prácticamente nada, los últimos supervivientes de una otrora floreciente población condenada a la extinción.

Como señalaba ayer con gran preocupación el periódico La Nueva España, en los últimos diez años los concejos más orientales han visto caer la población de este ave (declarada en peligro de extinción tanto en España como en Asturias) en un 90%. De los 229 machos censados en 1983 en la zona centro-oriental astur tan sólo quedaban 50 en el año 2000 y este año sólo se han encontrado tres, con mucha suerte quizás cinco. Un desastre. Lugares tan emblemáticos y protegidos como Somiedo se han quedado sin urogallos. En el sector occidental asturiano aún sobrevive medio centenar más, pocos, muy pocos para pensar en una recuperación natural.

¿Por qué se extingue el urogallo? Porque su hábitat, esos bosques atlánticos a los que se adaptó tras un largo proceso evolutivo de miles de años de duración, está en extinción. El cambio climático por un lado, pero también la apertura de pistas, los incendios forestales, la fragmentación del espacio y la competencia de jabalíes y ciervos por los alimentos tienen la culpa.

¿Por qué no criarlos en cautividad? En primer lugar es terriblemente complicado tanto criarlos como lograr que se adapten luego al medio salvaje. En segundo lugar, de poco nos va a servir tener urogallos enjaulados si no tenemos bosques apropiados donde soltarlos. Aunque eso a los políticos no parece importarles demasiado. De hecho, la semana pasada se inauguró la costosa Casa del Urogallo en Tarna (680.000 euros), vacía de equipamiento, sin luz y sin urogallos. Pero no hay problema, ya pondrán unos vídeos.
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