miércoles, 31 de octubre de 2012

'Skyfall': Crítica de El septimo arte.


Renacimiento

En un momento dado de 'El caballero oscuro' el malo de la película le decía al bueno que "lo había cambiado todo, que nada volvería a ser como antes". Y así será por lo menos hasta que otra producción vuelva a golpear el corazón cinéfilo de propios y extraños con tanta contundencia como el citado filme de Nolan, Christopher Nolan. Vale, de acuerdo, Nolan no ha inventado la rueda. Pero en un mundo en el que como decía Max Peltier está ya todo inventado, o al menos lo parece, no es tanto el inventar la rueda como hacerla girar como nadie, o cuanto menos, hacer que así lo parezca. Ese es el verdadero arte, un arte al que Bond, James Bond, ha tenido que dedicarse a lo largo de 50 años para tratar de reinventarse cada x tiempo sin dejar de ser él mismo (con una u otra cara) y adaptarse a los nuevos tiempos, nunca inventando la rueda (que para eso ya la invento a su manera hace 50 años), pero siempre haciéndola girar para que la franquicia, la más larga, rentable y publicitada de la historia (a ver quien NO ve el botellín de Heineken...), pueda decir aquello de que "hasta el infinito y más allá".

Ante todo, la curiosidad: ¿cual es la primera pregunta que me ha hecho todo el mundo al que le he dicho que había visto 'Skyfall'? Pues es esta: ¿qué tal Bardem? 100% de efectividad. Por eso mismo no voy a responderla, porque si tanto es el interés en su persona... las taquillas abren en apenas unas horas (salvo las de los Yelmo, creo). En fin, digo sin decir, ¿y por qué el centro de atención parece ser el malo de la historia en vez de Bond, James Bond? Tal vez porque Bond ya no quiere ser Bond... a pesar de la necesidad imperiosa que tiene de seguir siendo Bond, una especie de duda surgida del en ocasiones terrible o confuso "adaptarse o morir". Y Bond tiene licencia para matar, no para morir. En tiempos, puede ser, el agente 007 tenía poca competencia y el mundo no tenía por qué temer estar en peligro; la guerra fría, entre otras, aportaba un marco inmejorable para que el mundo estuviera siempre dispuesto a ser socorrido por alguien que no tenía miedo a presentarse con su propio nombre, ingenuo de él que no sospechaba que algo como internet, años más tarde, convertiría eso en la mayor temeridad que puede cometer un agente secreto. Google, ese chivato de mie... y sin necesidad de hacerse un perfil en Facebook.

Ahora los tiempos han cambiado, el mundo ha cambiado, el cine ha cambiado... después de Connery vino Roger Moore, quien casi hunde al personaje en la parodia más gruesa, y algo más tarde Pierce Brosnan, cuyas películas puede que no fueran las mejores pero que sí le aporto al personaje, según mi parecer, el mejor y más acertado equilibrio entre el drama, la acción, el humor... y el carisma, con esa sonrisita picarona que haría las delicias de Tony Stark (¿se imaginan un 'Los Vengadores' con James Bond... y Han Solo? Al tiempo, cuando Disney compre la franquicia que le falta...). Entre medias hubo alguno más, cierto... ¿pero para qué seguir con el pasado? Ahora es, en tiempo presente y atención spoiler, Daniel Craig quien porta el esmoquín del agente quien, para los nuevos tiempos, desde Casino Royale a esta Skyfall, ya ha renacido dos veces: a una por cada uno de los citados filmes. Por algo en esta le dice al malo aquello de "mi hobby es renacer". Con Quantum of Solace entre medias, una excelente película de acción (que no una excelente película de Bond), el Bond de Craig evidenció una falta de personalidad que le hizo parecer el auténtico spin off de la saga de Bourne, tirando por tierra en parte lo conseguido por Martin Campbell en Casino Royale, la segunda ocasión en la que este por cierto rescataba a la franquicia (tras GoldenEye). Bond ya no era el maestro, ahora Bond era el alumno.

Después de todo, después de este paréntesis e incertidumbe con los problemas de la MGM y el posterior rescate financiero de Sony incluídos, los productores hicieron algo -muy inteligente- que casi nunca habían hecho para recuperar la credibilidad: contratar a un director que también pudiera ser la estrella, Sam Mendes, nada menos que un ganador del Oscar cuya opinión pudiera contar, y mucho. Y la diferencia, una vez consumada, se nota para bien, de la misma manera que se notó cuando pusieron a Christopher Nolan al frente del nuevo Batman. Porque Mendes sabe hacer (muy) bien su trabajo y, lo que es mejor, sabe cuál es su trabajo: Skyfall no es una película de Sam Mendes, es una película de James Bond que ha dirigido Sam Mendes. Quien sabe sabe, con o sin efectos especiales, y con Mendes la franquicia ha recuperado buena parte de su brillo ofreciendo puede que no una de las mejores cintas de la saga, casi, pero sí una de las más convincentes, satisfactorias y disfrutables. ¿Y eso cómo se come? Ante todo mucha calma: 'Skyfall' es un triunfo enorme, satisface el 90% de las necesidades que cabe exigir y, qué caray, si todos los blockbusters fueran como este... en fin, pues eso, que el recomendable se lo lleva de calle, no lo lamentará ya sea amigo o enemigo del agente predilecto de Inglaterra y escolta personal de la mismísima Reina durante los juegos olímpicos. Sin ser perfecta, sin ser para nada redonda, 'Skyfall' es una notable película de acción... y mejor aún, una notable película de un James Bond que, no obstante, aún sigue buscando su personalidad y su sitio en este mundo moderno en el que las teclas de los ordenadores valen más que los gadgets que se puedan esconder debajo de la manga.

Y esto último es, quizás, unos de los peros que evitan alcanzar el 100% de satisfacción y otorgarle al filme toda nuestra gratitud sin contemplaciones: que aunque sólo sea a ratos, por momentos, Bond ya no parece Bond... e incluso él mismo parece no saber quien es. ¿Renacer? ¿El ave Fénix? Las menciones a Nolan y su Batman por otro lado no son nada fortuitas, pues mucho hay de ambos en este nuevo filme (como algo del Joker hay en el malo que interpreta Bardem). Si en 1977 George Lucas cambió la forma de ver el cine con su 'Star Wars', es indudable que Nolan ha hecho otra tanto con una trilogía que ha revestido de seriedad, dramatismo y profundidad lo que antes era, básicamente, como 'Los Vengadores' de Joss Wheddon: pura diversión. Ni lo uno ni lo otro, Bond parece ahora deambular entre medias sin decantarse por una de las dos opciones, todavía, de ahí que a ratos parezca optar por una y en otros por otra creando un balance inestable que puede descolocar. Craig parece demasiado serio (su forma de correr lo es) y se preocupa de algo más que de su lado bueno ante la cámara, pero tampoco pierde el sentido del humor (ahí estan los innumerables guiños hacia la propia franquicia o la primera aparición de, ejem, si, Bardem). Tampoco es Bourne, del que también sobrevuela la alargada sombra de la que es sin duda la franquicia de acción-acción más influyente del siglo XXI, un déjà ocasional ejemplarizado en un score de Thomas Newman que remite más al trabajo de John Powell que a la característica fanfarría de la saga (que no obstante sigue sonando en algún que otro momento, como ha de ser).

Medio medio, dirían algunos, y un punto medio que no molesta pero enturbia, que no impide que disfrutemos de ella por más que sus defectos, que los tiene, podamos pasarlos por alto al menos en el momento de la proyección, otra cosa es a la hora de echar la vista atrás. Esto, unido a cierta irregularidad habitual por otro lado en la franquicia a lo largo de sus 50 años, a un argumento sustentando peligrosamente en un macguffin que, una vez visto en su conjunto, resulta tremendamente estúpido (por cuanto se trata más de marear la perdiz que de contar una historia que se alarga hasta 140 y excesivos minutos) y a una serie de necesidades y obligaciones narrativas que, con calzador, se impone una cinta que bien pueda servir de transición (o de precuela... y de nuevo me muerdo la lengua, una vez vista en su conjunto), como si la buena, como si el James Bond de verdad fuera a llegar en la siguiente, como si esta fuera algo así como el James Bond Begins... ¿de Mendes? ¿Requiere que diga de algo más? Perdonen si soy parco en palabras o si sobre todo no entro a machete a diseccionar la cinta... primero, porque corren el riesgo de leer algo que no quiero escribir; y segundo, y más importante, porque baste decir que la cinta merece la pena, y como todo filme que merece la pena... mejor descubrirlo por uno mismo. Y si la sensación que les queda durante esta llamada crítica, dirán algunos, es de relativa insatisfacción, bienvenidos al mundo de Skyfall en donde parece que se cuenta mucho... pero se cuenta poco, y en donde lo dicho, parece que se está haciendo tiempo para cuando toque hacer la de verdad. Menos mal que, por lo menos, se han preocupado de hacer la espera muy entretenida... y de contratar a Mendes, también.

Nota: 7.5

Por Juan Pairet Iglesias

Vía El Séptimo Arte | 31 de octubre de 2012 | Por elseptimoarte

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