La historia que presenta 'Rock of Ages (La Era del Rock)', si es que merece la pena hacerse eco de ella, viene a ser la misma mil veces vista de una joven que llega a la gran ciudad con ganas de triunfar en el mundo de la música y hacer su sueño realidad, romance incluido por el camino con otro diamante en bruto como ella, y que el personaje de Alec Baldwin perfila en apenas tres o cuatro frases breves nada más comenzar la sesión lamentándose, en última estancia y ya algo más avanzado el metraje, de que ninguno de los camareros de su local tenga un interés meramente hostelero, prueba palpable del (buen) humor de la cinta. Lo dicho, ¿merece la pena? O mejor dicho, ¿importa cuando a la propia película es a la que menos le importa? Su cartel lo dice todo (aunque sea en ese extraño idioma que para muchos es el inglés): Nada más que un buen momento (Nothin' But a Good Time). Y eso es lo que ofrece 'Rock of Ages (La Era del Rock)', un buen momento que se extiende a lo largo de dos horas en la pantalla (y quien sabe cuánto más retumbando en la cabeza).
Hay películas que resulta un tanto complicado tratar de encajar dentro de una escala tradicional que oscile entre el bien y el mal, como si los números y quién los respalda, las matemáticas, se bastasen solos para dar con una verdadera respuesta convincente. Y a bote pronto, si yo mismo me leyera sin tener ni pajolera idea de que es lo que pretendo decir a continuación, diría que quien escribe estas líneas pretende defender una mala película en base a lo mucho que ha disfrutado con ella. Ya se sabe, si alguien empieza una conversación diciendo algo del estilo a "No pretendo ofender pero...", lo más razonable es pensar que en realidad es más bien todo lo contrario. Pero no, aunque podría no voy a caer en la tentación de decir que 'Rock of Ages (La Era del Rock)' es una mala película porque no lo es, básicamente, si bien por el otro extremo no es tan buena como puede llegar a disfrutarse, que es bastante (por no decir mucho). Entonces, ¿en qué quedamos? Lo dicho, no es tanto una cuestión del bien o del mal, sino de escabullirnos por la tangente para comprobar cuanto estamos dispuestos a disfrutar de una producción que es sin disimulo alguno pura diversión rock, y que así es como cabe interpretarla... sin más.
'Rock of Ages (La Era del Rock)', como reza su cartel, es ante todo una cinta por y para el público afín a los acordes de su música cuya intención, más allá de valer como vibrante homenaje para todos los públicos a una época, a una generación y a un tipo de música, el rock, es hacerle pasar a la audiencia un buen rato a través de una banda sonora y unos números musicales capaces de tapar las posibles carencias de una cinta que, sin la presencia de estas notas las cosas como son, si es cierto que tendría más bien pocos argumentos a los que agarrarse (dejando al margen, siempre y por supuesto, a un reparto sensacional y en el que destaca, ejem, "el puto amo"). En ese sentido, habida cuenta de que en torno al 80% de sus dos horas de duración son cantadas, el símil más cercano que podemos aplicarle no cabe encontrarlo en una pantalla de cine. Asistir al visionado de 'Rock of Ages (La Era del Rock)' viene a ser como asistir a un concierto, si se quiere ver así (que lo aconsejo), y las sensaciones que de ello se pueden derivar vienen a ser más o menos las mismas, salvando las distancias respecto a un auténtico directo (donde todo tipo de sustancias pueden agredirte), pero siempre incluyendo lo más importante: esa inercia inconsciente que nos puede hacer descubrirnos de pronto moviendo algo más que el culo sobre la butaca (y si no hubiera dejado de fumar en su momento, quién sabe si hasta iluminando la sala con un mechero).
Ya lo he dicho, pero lo vuelvo a decir para que conste en acta (una vez más): 'Rock of Ages (La era del Rock)' es, ante todo, pura diversión. Y como también he dicho al principio, no por ello tenemos por qué defenderla (o atacarla) en base a lo buena (o mala) que puede llegar a ser, cuestión un tanto irrelevante cuando esto nunca ha sido un objetivo al que apuntar y que, llegado el caso, carece de relevancia. Depende más de cada cual cuanto quiera una vez aceptado barco como animal de compañía, condición esencial, que esta experiencia le pueda ser amargada. Sin ir más lejos habrá quien se pueda dejar llevar por los prejuicios hacia Tom Cruise, sensacional como Stace Jaxx, de la misma manera que yo hubiera podido hacer lo propio con los míos hacia Russell Brand quien, sin embargo y al igual que el resto de secundarios, llámese Alec Baldwin, Malin Akerman o Paul Giamatti (lástima que este y Bryan Cranston no se animen a cantar), destacan en los momentos que la cinta les tiene reservados ya sea con o sin música en el aire (si bien la pareja protagonista resulta algo más sosa). Qué se le va a hacer, siempre habrá quien no sepa ni con qué mano se la agarra para mear.
Porque siempre podremos quejarnos porque está de moda quejarse; siempre podremos encontrar argumentos con los que meter la paja en ojo ajeno; siempre podremos lamentarnos de que nuestro artista favorito haya dejado de tocar una de las tantas canciones que nos gustan. 'Rock of Ages (La era del Rock)' es alegre, divertida, vibrante y muy entretenida. No es una producción perfecta, ni mucho menos, y dentro del género ante el que tiene que rendir cuentas, el musical, no aporta nada que merezca ocupar más de una página en alguno de los libros que podemos encontrar en 8½ como tampoco lo hacía, sin ir más lejos, 'Hairspray', el anterior musical perpetrado por el mismo director que de la misma forma que este regala el momento, que no es poco, y un más que grato recuerdo. Además, con suerte (o sin ella) descubriremos la que puede ser la banda sonora de nuestra vida durante los días posteriores a su visionado, queramos o no, transformado en un sonido recurrente en nuestra cabeza que nos alegre los puntos muertos que nos ofrece el día a día. Paz, amor y buen rollo, una de las opciones más refrescantes que ofrecerá esta calenturienta temporada estival. ¡Larga vida al rock 'n' roll!
Nota: 6.75
por Juan Pairet Iglesias
El Séptimo Arte | 9 de agosto de 2012 | Por wanchope
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