miércoles, 18 de diciembre de 2013
lunes, 16 de diciembre de 2013
lunes, 28 de octubre de 2013
Lou Reed: muere el poeta eléctrico
Parecía indestructible: un neoyorquino agresivo, dispuesto a defender su parcela. Lou Reed presumía de una fortaleza de ánimo que le permitió superar todas las adversidades. Aguantó el electrochoque al que le empujaron sus preocupados padres. Se dio a conocer con The Velvet Underground, un grupo que, a pesar de su actual inmensa reputación, apenas vendió discos. De hecho, sus dos únicas canciones universales, Walk on the wild side y Perfect day, salieron en 1972, en el elepé Transformer,que produjo su admirador Bowie. Y parecía haber sobrevivido al transplante de hígado al que se sometió en abril, que al final ha causado su muerte ayer en Long Island.
Con todo, mantuvo una alta productividad hasta tiempos recientes: se peleaba con las discográficas, cambiaba de productores y seguía adelante, sin grandes ventas. Aparte de la vituperada colaboración con Metallica (Lulu, 2011), se había apartado del rock y el formato canción. Casi de tapadillo, lanzaba grabaciones instrumentales, ocasionalmente con un grupo —el Metal Machine Trio— que evocaba su máxima expresión de libertad creativa: el doble Metal machine music (1975), una colección de feedback y otros extremismos sonoros.
De alguna manera, Lewis Allan Reed (1942-2013) se deleitaba en llevar la contra a lo que esperaban de él. Eran muy celebrados sus encuentros con el periodista musical Lester Bangs, que exigía cierta moralidad a sus ídolos. Reed arguía la sacrosanta libertad del creador. Se burlaba del (indudable) daño que hizo aquella parte de su espectáculo en que parecía inyectarse con heroína: “¿es que no saben distinguir entre el teatro y la realidad?”.
Y añadía, con sorna: “¿Cómo sabían que en la jeringuilla había heroína?”. Tenía razón, aunque olvidaba oportunamente su monumental Heroin (1967), que tan atractiva hacía la opción de la vida opiácea, también evocada ese mismo año en I'm waiting for the man. En realidad, se supone que la droga que más le atraía era la anfetamina, en su versión inyectable muy usada en el círculo del vampírico Andy Warhol. Y que nadie vea aquí un insulto a Warhol: Lou, en compañía del sufrido John Cale, sacaría en 1990 Songs for Drella, recordando su apodo entre los íntimos, un cruce de Drácula y Cinderella (Cenicienta).
Aparte de haber frecuentado un ambiente tan enrarecido como el de The Factory, donde se desarrollaba una competencia mortal por ser la fiera más cool del bestiario, se me ocurren otras razones para su agresiva altivez. Aunque Lou había pasado una temporada en los margenes del Brill Building, la industria del pop juvenil, grabando discos baratos como The Primitives, sus primeros álbumes reventaron los límites de lo que se podía contar en una canción pop. Sin embargo, se le escatimaron los elogios.
Bob Dylan o John Lennon podían relatar sus transgresiones de forma elíptica; Reed era directo y contundente, como Raymond Chandler y otros autores de su querida novela negra. En vez del clásico conflicto de chico-chica, el cancionero de Lou introducía a homosexuales, travestidos y otras criaturas exóticas. Sus protagonistas podían odiarse, practicar el sadomasoquismo e incluso matar. En medio del ensueño jipi de los sesenta, aquello sonaba a aberración neoyorquina.
Esa falta de sincronía generacional explica que Lou Reed nunca llegara a gran estrella en Estados Unidos. Pude comprobarlo en 1986, viajando a Atlanta (Georgia) para entrevistarle. El fotógrafo se mostraba escéptico: no creía que mereciera tal desplazamiento. Como una broma, fuimos preguntando a todos los estadounidenses que nos cruzábamos si conocían a Lou Reed. Y no, no les sonaba. Si mencionábamos que cantaba, le confundían con el vocalista negro Lou Rawls. Sólo en Atlanta, un taxista hirsuto le pudo identificar: “Claro, el de The Velvet Underground. ¿Sigue vivo?”.
Felizmente para Lou, Europa se mostró encantada ante semejante outsider. El patrocinio de David Bowie le permitió encajar fugazmente en un movimiento popular, el glam rock. Con todo, la leyenda pesaba más que la realidad de su obra: mitificado por nuestros dibujantes de tebeos underground, Nazario terminaría demandándole por plagiar un dibujo suyo para un disco en directo.
En la mente popular, era un connoisseur de todos los vicios posibles, la excusa para desmadrarse en público. Lou Reed se enfrentó con levantiscas multitudes europeas que peleaban con la policía o —caso de Madrid— asaltaban y saqueaban su escenario. Con el tiempo, Lou actuó en recintos más refinados, donde pudo demostrar su fascinación por el sonido en compañía de instrumentistas de primera, alternando sus melodías más sigilosas con las exhibiciones de decibelios.
A la vez, exigía implícitamente que se reconociera su categoría literaria. De alguna manera, gracias en parte a su matrimonio con la artista Laurie Anderson, consiguió ser aceptado en los ambientes de la alta cultura de Nueva York: se atrevía con Edgar Allan Poe en The raven, su Berlin fue filmado en directo por Julian Schnabel, el Metal machine music fue adaptado para orquesta de cámara, se publicó la integral de sus letras. Uno confía en que Lou, tan huraño y tan desconfiado, disfrutara de ese beneplácito tardío.
elpaís.com - Diego A. Manrique - Madrid - 28 OCT 2013
sábado, 26 de octubre de 2013
viernes, 25 de octubre de 2013
Para los jóvenes LGBT atrapados en una pequeña ciudad que se sienten solos
Aquí os dejamos una hermosa carta de un autor gay que en su adolescencia también se sintió atrapado en una zona rural. Pero supo cómo salir adelante, y quiere ser una inspiración para las nuevas juventudes LGBT que están atrapados en lugares donde se sienten solos. Toda una alegoría a vivir la vida que realmente deseamos. Inspirador.
Habiendo crecido en la América profunda de colores rojos, huí de Texas como alguien que escapa de un edificio en llamas. A los 11 años, empecé a planear mi salida en los calendarios y revistas como un recluso maltratado porque cada cosa que hice fue preparar mi huida en algún lugar donde pudiera respirar tranquilo.
Hoy en día, tengo la extraña costumbre cada vez que mi novio y yo estamos pasando a través de un pueblo de decir '¿Me pregunto cuántos niños se están sintiendo sofocados en este instante?'.
¿Cuántos no pueden aguantar otro día, otra bofetada, otra burla? No me puedo imaginar cómo los niños en los pueblos pequeños se las arreglan para sobrevivir en un mundo que fetichiza su alteridad y su sexualidad, mientras los castigan como símbolos de la decadencia moral a causa de un montón de mitología de la Edad de Bronce. Cuando era un adolescente, no me sentía como un símbolo, sólo quería a un buen chico que tomara mi mano y me hiciera reir.
Crecer es suficientemente difícil, pero ser LGBT complica el proceso. Allá por la década de los ochenta, en muchos lugares, todavía el 'amor que no se atrevía a decir su nombre' allí fuera. El impacto de Stonewall y la liberación sexual de la década de 1970 habían dado paso a un virus insidioso que convirtió el sexo en radiactivo y regresó a los 'maricones' a la negación y la represión. Los hombres gays sólo habían ganado la lotería de una peste horrible.
Los clones gay correteaban en el gimnasio para reducir su aspecto de muñecos Ken. Las lesbianas quedaron relegadas al suspense y la prensa sensacionalista. Las personas trans fueron relegadas a talk shows y los bisexuales eran vistos como fraudes. En el momento en que huí a la universidad, lo queer había dado la vuelta de nuevo y se convirtió en algo tóxico y un poco trágico. La mayoría confiaban en que habían prevalecido la causa justa de la estrechez y la intolerancia.
Les engañados. Es tan fácil engañar.
La gente LGBT se quedaron a la intemperie, sin importar cuántas veces los fanáticos trataron de meterles de nuevo en los armarios. Durante la década del mal gusto, esa década embarazosa y llena de codicia, los monstruos conservadores que se hicieron cargo de este país cometieron un terrible error. No podían calzar de nuevo al genio en la botella LGBT; nos quedamos al frente y al centro en su cultura pop y en las noticias, en el aire y en su rostro en la política, y los deportes académicos. Y es por eso que muchos de nosotros 'alardeamos' de ser nosotros mismos o de exigir derechos 'especiales' y pretender que el hermoso, y valiente Matthew Shepard merecía morir hace exactamente 15 años por ser él mismo en medio de la nada.
Lo que esos idiotas no entienden es que la sopa de letras LGBT no tiene sentido: Todos somos personas justas. No hay una agenda monolítica 'gay'. Las lesbianas no son producidas en una especie de cadena de montaje, y las personas trans imaginan las mismas vidas y amores por sí mismos. ¡La vida es complicada! ¡Nosotros no somos insectos! Todos nosotros, LGBT y heterosexuales, somos una comunidad de individuos. Los miles de personas heterosexuales que leen mis romances homosexuales son una prueba de los progresos realizados y el potencial del mundo, la evidencia de que el amor es el amor no importa qué. Todos merecemos vivir en la luz, y si una pieza de ficción escapista puede plantar una semilla de esperanza, me vengo arriba. Si ese frágil brote puede convertirse en un árbol robusto que alberga una vida, tanto mejor.
El romance de ficción tiene sólo dos reglas: El libro debe incluir una relación importante y debe terminar de manera positiva. Suena tonto, pero en verdad los romances son historias de esperanza en un mundo que a menudo se siente muy desgraciado y sofocante. La esperanza es el oxígeno que respiramos y el alma de cualquier cosa por la que vale la pena vivir. Escribo romances gays porque me acuerdo de tener 14 años y estar con ganas de leer algo en el que el personaje gay no sufre de adicción o enfermedad o son golpeados hasta la muerte para un mayor efecto dramático. No somos objetos ni chistes sexuales o símbolos políticos. Tenemos esperanza y nos la merecemos, así que mi trabajo como autor de romance es sólo para recordarle a la gente que la esperanza está a nuestro alrededor, esperando que la inhalemos.
Todos nosotros luchamos como las vacas en arenas movedizas, porque la vida no es fácil ni cómoda, francamente, poco está bien cuando en realidad vale la pena vivir. Tu no te has definido por tu sexualidad o género o por el contenido de melanina de tu piel o de tu fe o de tu coeficiente intelectual o de cualquier otra cosa. Queer, hetero, o una variación del mismo, todos los detalles y defectos y dones que te distinguen son los que te convierten en tí mismo. El secreto de la vida está en pretar atención y la cosa más difícil del mundo es precisamente prestar atención.
Siempre le digo a la gente que no eligió ser gay, que fue elegido, ¡alabad a los Dioses! Yo no sería heterosexual aunque me pagaran un millón de dólares. En realidad, no cambiaría mi lugar con nadie ni por nada. ¿Por qué iba alguien permitirse vivir una vida que no ha elegido? Qué manera tan horrible de vivir. No podemos cambiar nuestra genética ni las de otras personas, pero cada día podemos tomar decisiones que nos llevan a donde necesitamos estar. Somos milagros idiosincrásicos, cada uno de nosotros.
No vuelvas a perder el don milagroso de tu vida por los idiotas que no han aprendido a estar agradecidos por cualquier cosa. La gente en la oscuridad arremete contra ti porque son ignorantes y están asustados, porque tu brillas. Así que trata de sobrevivir en el lugar que estés atrapado, aprender lo que puedas, y desafiar lo que debes. Nunca estamos solos, y todos nosotros tenemos miedo. No puedes darte cuenta de la cantidad de gente que te rodea y que está asustada y demasiado atrapada. Si no puedes ser fuerte por ti mismo, se valiente por ellos. Ellos te necesitan. Te necesitamos.
No sólo se mejora, es mejor ya, y tú eres un invitado. Respira profundamente. El mundo espera que seas tú mismo.
DAMON SUEDE es autor del nuevo libro de 'Bad Idea', y su anterior novela, Hot Head fue la número 1 en el género romántico gay en Amazon durante seis meses consecutivos. Damon ha escrito para imprenta, el escenario y la pantalla durante dos décadas. Ha ganado algunos premios, pero cuenta sus bendiciones con mayor frecuencia: sus increíbles amigos, su familia demente, su hermoso marido y fiel seguidor que sigue siendo la musa seductora que le sigue susurrando en su oído, año tras año. DamonSuede.com.
http://www.inoutpost.com
miércoles, 16 de octubre de 2013
domingo, 13 de octubre de 2013
domingo, 18 de agosto de 2013
Retorno a Stonewall
Stonewall Inn se distingue de los bares de su entorno por la bandera arcoíris sobre los balcones y los neones colorados en el ventanal. A la entrada de Christopher Street y en el corazón del Village, el bar permanece abierto como una reliquia de un tiempo en el que estas calles eran aún refugio de bohemios y no nido de boutiques.
Aquí nació el movimiento gay en 1969 y aquí termina cada año la marcha del orgullo de Nueva York. Por eso merece la pena detenerse en las circunstancias de aquellos días de junio en este año en que el Supremo de Estados Unidos ha dado un paso decisivo en la aprobación del matrimonio homosexual.
David Carter explica en su libro sobre los disturbios que ni el nombre ni el local eran una novedad en el barrio. 'Stone Wall' era el título que la lesbiana Mary Casal había dado a su escandalosa autobiografía en 1930 y que había adoptado al año siguiente un salón de té "como un mensaje cifrado para atraer al público homosexual".
Ambiente en el Village durante la marcha del orgullo gay de 2013.
El local cerró durante la guerra y un empresario local lo transformó en un salón donde se celebraron cientos de banquetes de bodas hasta que un incendio lo destruyó. Fue entonces cuando lo adquirió el clan mafioso de los Genovese, cuyos miembros eran propietarios de varios clubes homosexuales del barrio como el Bon Soir o el Moroccan Village.
El mafioso Tony Salerno alquiló el local en la primavera de 1967 y no se molestó demasiado en reformarlo. Ordenó pintar encima de la madera chamuscada, teñir de negro las ventanas e instalar unas puertas de acero con mirillas al estilo de los 'speakeasy' de la Ley Seca. Luego compró sillas, mesas y una gramola y abrió Stonewall como un bar como un club más o menos ilegal.
Un portero se sentaba en la puerta y hacía firmar a la entrada a los clientes, que le daban un dólar a cambio de ser miembros del club. Era un sistema ideado para dejar fuera a los agentes de paisano que intentaban colarse para inspeccionar el bar y arrestar a su clientela homosexual.
La mafia apenas limpiaba sus antros y Stonewall no era una excepción. Los baños eran tan oscuros y las ventanas estaban tan sucias que los clientes le pusieron al bar el apodo de 'fosa séptica'. Pero eso no impidió que el local fuera un éxito desde el primer día. Entre otras cosas por la gramola del cuarto trasero, junto a la que los homosexuales más jóvenes se restregaban sin remilgos lejos de los ojos de la policía en una época donde no podían alquilar siquiera una habitación de hotel.
El local cerró durante la guerra y un empresario local lo transformó en un salón donde se celebraron cientos de banquetes de bodas hasta que un incendio lo destruyó. Fue entonces cuando lo adquirió el clan mafioso de los Genovese, cuyos miembros eran propietarios de varios clubes homosexuales del barrio como el Bon Soir o el Moroccan Village.
El mafioso Tony Salerno alquiló el local en la primavera de 1967 y no se molestó demasiado en reformarlo. Ordenó pintar encima de la madera chamuscada, teñir de negro las ventanas e instalar unas puertas de acero con mirillas al estilo de los 'speakeasy' de la Ley Seca. Luego compró sillas, mesas y una gramola y abrió Stonewall como un bar como un club más o menos ilegal.
Un portero se sentaba en la puerta y hacía firmar a la entrada a los clientes, que le daban un dólar a cambio de ser miembros del club. Era un sistema ideado para dejar fuera a los agentes de paisano que intentaban colarse para inspeccionar el bar y arrestar a su clientela homosexual.
La mafia apenas limpiaba sus antros y Stonewall no era una excepción. Los baños eran tan oscuros y las ventanas estaban tan sucias que los clientes le pusieron al bar el apodo de 'fosa séptica'. Pero eso no impidió que el local fuera un éxito desde el primer día. Entre otras cosas por la gramola del cuarto trasero, junto a la que los homosexuales más jóvenes se restregaban sin remilgos lejos de los ojos de la policía en una época donde no podían alquilar siquiera una habitación de hotel.
Según el magnífico libro de 'The Village' de John Strausbaugh, la mafia recobró su miserable inversión inicial en la primera noche y desde entonces todo fueron beneficios netos durante dos años y medio hasta la noche fatídica del 27 de junio de 1969.
En el Village todos sabían que los agentes del barrio cogían sobornos de los clubes mafiosos en bolsas marrones a cambio de hacer la vista gorda con las infracciones. Pero eso no impedía que de vez en cuando hubiera redadas para mantener las apariencias. Los propietarios se esfumaban y dejaban licor y dinero en efectivo para la policía y los homosexuales se dejaban arrestar sin resistirse por miedo al escándalo a sufrir una paliza descomunal.
En Stonewall ni siquiera había caja registradora. El dinero y las drogas se guardaban en cajas de puros y las redadas se solían producir al principio de la noche. Se encendían las luces, se apagaba la gramola y los agentes entraban a gritos: "Maricones aquí, travestis aquí y monstruos aquí". Si uno no podía identificarse o no llevaba puestas al menos tres prendas de ropa, lo mandaban a la cárcel.
Los disturbios de Stonewall no habrían ocurrido si no fuera por el subcomisario Seymour Pine, que emprendió una cruzada contra los bares homosexuales regentados por la mafia al sospechar que sus responsables estaban chantajeando a varios hombres de negocios.
Aquel viernes hacía un bochorno terrible y los homosexuales más mayores se habían ido de la ciudad. Un detalle que dejó el Village lleno de adolescentes sobreexcitados por las redadas y por el calor. El viernes 27 de junio el subcomisario Pine envió a Stonewall a cuatro agentes de paisano. Dos hombres y dos mujeres a los que les asignó identificar a la clientela.
Al principio se respiraba el bullicio de una fiesta callejera. Pero la algarabía empezó a cambiar cuando una lesbiana forcejeó durante 10 minutos con varios policías que intentaban meterla en el furgón. La muchedumbre arrojó entonces monedas de centavo a la policía. Pero pronto se les acabaron y empezaron a volar adoquines y botellas de cerveza. Alguien arrancó un parquímetro de la acera y lo usó para golpear la puerta de Stonewall. La turba provocó unos disturbios que se extendieron durante una semana y que nadie recordaba en este barrio de la ciudad.
Por primera vez los homosexuales se besaron en las calles y al año siguiente se celebró por la Sexta Avenida la primera marcha del orgullo gay. Sus organizadores prohibieron desfilar a los travestis por temor a que monopolizaran la atención de los periódicos. Pero varios desafiaron la prohibición marchando delante de las pancartas para reivindicar su identidad.
Stonewall cerró en octubre de 1969. Entonces se dijo que se había convertido en un local demasiado visible para sus propietarios de la mafia. El rótulo se esfumó y varias tiendas ocuparon su lugar. A principios de los 90, volvió a ser un bar homosexual y desde entonces ha tenido varios propietarios. Pero como tantas otras cosas en el Village es una recreación histórica de un pasado que no existe y ha perdido su encanto original.
Cómo llegar: lo mejor es la línea 1 de metro, cuya parada de Christopher Street se encuentra casi a la puerta del bar.
Planeta NYC - Por Eduardo Suárez - elmundo.es
viernes, 16 de agosto de 2013
El gato negro español que seduce a todos
Viñeta del primer libro de Guirado y Canales, 'Un lugar entre las sombras'.
Blacksad (Norma editorial) es una saga de novelas creada por dos españoles que ha vendido más de un millón de ejemplares en Francia y ganado el mal llamado Oscar de su género. “Pese a ello y a haber despachado 100.000 libros en castellano tiene una repercusión mínima porque se trata de una obra gráfica: un cómic, un tebeo. Si fuera un texto al uso estaríamos hablando de fenómeno literario”, se queja el guionista Juan Díaz Canales. Pero lo que queda fuera de toda discusión es que su trabajo junto al dibujante Juanjo Guarnido alcanza la categoría de extraordinario. Entre otras cosas, porque aúna la devoción del público y el respaldo de la crítica. En los últimos premios Eisner, que se concedieron el pasado julio en el Comic-Con de San Diego, Guarnido fue reconocido como el mejor artista plástico / multimedia, y El infierno, el silencio, la cuarta entrega de la saga, como la mejor edición estadounidense de material extranjero.
El dúo español ha alcanzado el éxito, además, con un producto tan inesperado como su propia historia: una novela negra antropomórfica protagonizada por un gato con gabardina y propensión a poner en peligro sus siete vidas. “Decidimos ambientarla en Estados Unidos y en los años cincuenta por razones emocionales y estéticas”, explica Díaz. “Es la década en la que arranca la historia moderna y eso nos permite seguir unos hilos argumentales muy ricos y, contando de lo que pasó entonces, hablar de lo que sucede ahora”.
De hecho, aunque Un lugar entre las sombras —el primer capítulo, publicado en 2000— reproduzca los códigos policiacos más referenciales, los siguientes volúmenes ahondan en temas como la segregación racial (Artic-Nation), la caza de brujas durante la guerra fría (Alma Roja) o las adicciones (El infierno, el silencio). Amarillo, el quinto álbum que llegará a las librerías en septiembre, se articula como una road movie y promete “seguir el espíritu de la generación Beat”, adelanta Guarnido.
Vehicular estas aspiraciones intelectuales y sociales a través de personajes antropomórficos resulta poco menos que osado. Pero Blacksad ha sorteado el peligro a juzgar por sus diez traducciones y sus numerosos galardones, entre los que se cuentan tres premios del Festival de Angulema, la cita más importante del tebeo europeo. “Es cierto que las historias con animales polarizan mucho al público. Hay quien odia el género per se. Pero el arte de Guarnido marca la diferencia: su tratamiento de la morfología de los personajes es muy realista, su entintado está a la altura del trabajo de un director de fotografía y domina la elipsis como pocos”, enumera Díaz.
La editorial francesa Dargaud debió de apreciar las mismas cualidades en Blacksad que el guionista cuando hace 12 años compró sus derechos a dos dibujantes entonces noveles. Guarnido trabajaba como animador para los estudios Disney en París y Díaz Canales, para un estudio madrileño. Decidieron ofrecer su proyecto en el país vecino porque “el mercado francófono es simplemente el único digno de ser llamado así en Europa”. Diez veces más grande que el español en cuanto a número de lectores, conforma una industria pujante y valorada. “Si hubiésemos publicado con una editorial española y esta hubiese vendido los derechos a Francia, aunque consiguiésemos despachar el mismo número de libros en este idioma ganaríamos menos dinero y casi no podríamos vivir de esto”, argumenta Guarnido.
Pero el sector español ha progresado cuantitativa y cualitativamente en esta última década, según Díaz Canales. Obras “como Arrugas, de Paco Roca” y la instauración del término novela gráfica —que tan poco gusta al guionista— han ayudado a superar prejuicios y a devolver el tebeo al gran público. “En Francia, el cómic se entiende como un producto cultural popular y todo el mundo lo consume. En España también fue un entretenimiento de masas: detrás de los 600.000 ejemplares del Guerrero del antifaz que se vendían en los años cuarenta no había solo críos”.
Guarnido maneja una teoría para explicar por qué ambos mercados evolucionaron de formas tan distintas. La tradición de los cómics en tapa dura que inauguraron Uderzo y Goscinny con Astérix convirtió a las series de tebeos en colecciones relevantes que no se tiraban —como sí sucedía en España con las de cubierta blanda— sino que se heredaban. Formaban parte del patrimonio familiar como el resto de la biblioteca. Se valoraban como un libro más. “Quizá por eso los niños franceses que leían a Tintín y Spirou saltaron al cómic adulto con Moebius haciendo que floreciese el género, mientras que en España se dio una fractura y perdimos también ese tren”.
elpaís.com - Carmen Mañana - Madrid - 16 AGO 2013
Blacksad (Norma editorial) es una saga de novelas creada por dos españoles que ha vendido más de un millón de ejemplares en Francia y ganado el mal llamado Oscar de su género. “Pese a ello y a haber despachado 100.000 libros en castellano tiene una repercusión mínima porque se trata de una obra gráfica: un cómic, un tebeo. Si fuera un texto al uso estaríamos hablando de fenómeno literario”, se queja el guionista Juan Díaz Canales. Pero lo que queda fuera de toda discusión es que su trabajo junto al dibujante Juanjo Guarnido alcanza la categoría de extraordinario. Entre otras cosas, porque aúna la devoción del público y el respaldo de la crítica. En los últimos premios Eisner, que se concedieron el pasado julio en el Comic-Con de San Diego, Guarnido fue reconocido como el mejor artista plástico / multimedia, y El infierno, el silencio, la cuarta entrega de la saga, como la mejor edición estadounidense de material extranjero.
El dúo español ha alcanzado el éxito, además, con un producto tan inesperado como su propia historia: una novela negra antropomórfica protagonizada por un gato con gabardina y propensión a poner en peligro sus siete vidas. “Decidimos ambientarla en Estados Unidos y en los años cincuenta por razones emocionales y estéticas”, explica Díaz. “Es la década en la que arranca la historia moderna y eso nos permite seguir unos hilos argumentales muy ricos y, contando de lo que pasó entonces, hablar de lo que sucede ahora”.
De hecho, aunque Un lugar entre las sombras —el primer capítulo, publicado en 2000— reproduzca los códigos policiacos más referenciales, los siguientes volúmenes ahondan en temas como la segregación racial (Artic-Nation), la caza de brujas durante la guerra fría (Alma Roja) o las adicciones (El infierno, el silencio). Amarillo, el quinto álbum que llegará a las librerías en septiembre, se articula como una road movie y promete “seguir el espíritu de la generación Beat”, adelanta Guarnido.
Vehicular estas aspiraciones intelectuales y sociales a través de personajes antropomórficos resulta poco menos que osado. Pero Blacksad ha sorteado el peligro a juzgar por sus diez traducciones y sus numerosos galardones, entre los que se cuentan tres premios del Festival de Angulema, la cita más importante del tebeo europeo. “Es cierto que las historias con animales polarizan mucho al público. Hay quien odia el género per se. Pero el arte de Guarnido marca la diferencia: su tratamiento de la morfología de los personajes es muy realista, su entintado está a la altura del trabajo de un director de fotografía y domina la elipsis como pocos”, enumera Díaz.
La editorial francesa Dargaud debió de apreciar las mismas cualidades en Blacksad que el guionista cuando hace 12 años compró sus derechos a dos dibujantes entonces noveles. Guarnido trabajaba como animador para los estudios Disney en París y Díaz Canales, para un estudio madrileño. Decidieron ofrecer su proyecto en el país vecino porque “el mercado francófono es simplemente el único digno de ser llamado así en Europa”. Diez veces más grande que el español en cuanto a número de lectores, conforma una industria pujante y valorada. “Si hubiésemos publicado con una editorial española y esta hubiese vendido los derechos a Francia, aunque consiguiésemos despachar el mismo número de libros en este idioma ganaríamos menos dinero y casi no podríamos vivir de esto”, argumenta Guarnido.
Pero el sector español ha progresado cuantitativa y cualitativamente en esta última década, según Díaz Canales. Obras “como Arrugas, de Paco Roca” y la instauración del término novela gráfica —que tan poco gusta al guionista— han ayudado a superar prejuicios y a devolver el tebeo al gran público. “En Francia, el cómic se entiende como un producto cultural popular y todo el mundo lo consume. En España también fue un entretenimiento de masas: detrás de los 600.000 ejemplares del Guerrero del antifaz que se vendían en los años cuarenta no había solo críos”.
Guarnido maneja una teoría para explicar por qué ambos mercados evolucionaron de formas tan distintas. La tradición de los cómics en tapa dura que inauguraron Uderzo y Goscinny con Astérix convirtió a las series de tebeos en colecciones relevantes que no se tiraban —como sí sucedía en España con las de cubierta blanda— sino que se heredaban. Formaban parte del patrimonio familiar como el resto de la biblioteca. Se valoraban como un libro más. “Quizá por eso los niños franceses que leían a Tintín y Spirou saltaron al cómic adulto con Moebius haciendo que floreciese el género, mientras que en España se dio una fractura y perdimos también ese tren”.
elpaís.com - Carmen Mañana - Madrid - 16 AGO 2013
lunes, 12 de agosto de 2013
viernes, 9 de agosto de 2013
Troye Sivan, el joven Lobezno, sale del armario
Nuestras plegarias han sido escuchadas… Los que durante años hemos rezado para que Lobezno fuese gay (bueno, más que Lobezno, Hugh Jackman), podemos celebrar, aunque a medias. Y es que Troye Sivan, actor de 18 años que interpretó dicho personaje en su juventud en la película ‘X-Men orígenes: Lobezno’ ha salido del armario públicamente.
Lo ha hecho a través de su canal de Youtube en el que, mostrando lo nervioso que estaba, ha afirmado que su familia lo sabe desde el 7 de agosto de 2010. Tres años después, el 7 de agosto de 2013, ha querido contárselo al resto del mundo y, oye, nosotros encantados de tenerle en este lado de la acera.
Esto no es algo que me avergüence y es algo de lo que nadie se debería avergonzar. Así que, ¿por qué no compartirlo con todos vosotros. Estoy aterrado, sé que algunas personas van a tener problemas con esto. Podría cambiar todo para mí, pero no tiene por qué.
Esperemos que nada cambie para él y que esta declaración pública no sea más que la continuación de una vida plena y feliz. ¡Enhorabuena por este paso!
Vía | Anodis
ambienteg.com - 09 de agosto de 2013 - el-castigador
miércoles, 7 de agosto de 2013
martes, 6 de agosto de 2013
domingo, 4 de agosto de 2013
jueves, 1 de agosto de 2013
martes, 30 de julio de 2013
lunes, 29 de julio de 2013
martes, 23 de julio de 2013
La Tierra vista desde Saturno
Es apenas un puntito, tan pequeño que ha habido que añadirle una flecha. Pero es una de las imágenes más lejanas que se han tomado de la Tierra, a 1.440 millones de kilómetros. Bajo el impresionante ala del anillo de Saturno es difícil sentirse el centro del universo.
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La Tierra y la Luna fotografiadas desde Saturno
La Cassini-Huygens, que es la nave que ha tomado la imagen, despegó el 15 de octubre de 1997. Su objetivo era Saturno. Su lejanía impuso una trayectoria compleja que comenzó acercándola hasta Venus en dos ocasiones y luego a la Tierra para recibir su tercer empujón. Contando ya con suficiente energía, se encaminó hacia Júpiter y después el gran salto hasta Saturno. El 1 de julio de 2004 frenó y comenzó la exploración.
El 14 de enero de 2005 la sonda Huygens se separó de Cassini para posarse en la superficie de Titán, el principal satélite de Saturno. Quedó solo la Cassini. Esta, en 2005, se acercó a Júpiter.
El coste de diseñar, construir, lanzar y operar esta ambiciosa misión ha sido de 3.270 millones de dólares (2.327 millones de euros) (80% Estados Unidos, 15% ESA y 5% la Agencia Espacial Italiana, ASI) y este gasto se ha hecho a lo largo de 19 años, lo que da una media de unos 170 millones de dólares por año, por debajo del presupuesto anual de un equipo de fútbol puntero en Primera División
NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute y NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie Institution of Washington
El País - Madrid - 23 JUL 2013
La Cassini-Huygens, que es la nave que ha tomado la imagen, despegó el 15 de octubre de 1997. Su objetivo era Saturno. Su lejanía impuso una trayectoria compleja que comenzó acercándola hasta Venus en dos ocasiones y luego a la Tierra para recibir su tercer empujón. Contando ya con suficiente energía, se encaminó hacia Júpiter y después el gran salto hasta Saturno. El 1 de julio de 2004 frenó y comenzó la exploración.
El 14 de enero de 2005 la sonda Huygens se separó de Cassini para posarse en la superficie de Titán, el principal satélite de Saturno. Quedó solo la Cassini. Esta, en 2005, se acercó a Júpiter.
El coste de diseñar, construir, lanzar y operar esta ambiciosa misión ha sido de 3.270 millones de dólares (2.327 millones de euros) (80% Estados Unidos, 15% ESA y 5% la Agencia Espacial Italiana, ASI) y este gasto se ha hecho a lo largo de 19 años, lo que da una media de unos 170 millones de dólares por año, por debajo del presupuesto anual de un equipo de fútbol puntero en Primera División
NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute y NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie Institution of Washington
El País - Madrid - 23 JUL 2013
lunes, 22 de julio de 2013
viernes, 19 de julio de 2013
jueves, 18 de julio de 2013
miércoles, 17 de julio de 2013
martes, 16 de julio de 2013
viernes, 12 de julio de 2013
lunes, 8 de julio de 2013
viernes, 5 de julio de 2013
jueves, 4 de julio de 2013
martes, 2 de julio de 2013
lunes, 1 de julio de 2013
sábado, 29 de junio de 2013
‘The New Yorker’ dedica su portada a la causa gay, con Epi y Blas como icono
El semanario The New Yorker ha celebrado la histórica decisión del Tribunal Supremo de EE UU a favor de los derechos de los matrimonios homosexuales con una imagen de los personajes de Barrio Sésamo, Epi y Blas (Beto y Enrique en América Latina), abrazados frente a una pantalla de televisión con los nueve jueces del alto tribunal. La portada que sugiere que la pareja de marionetas es gay ha generado una marea de comentarios a favor y en contra de la elección de la revista.
La portada ha sido diseñada por Jack Hunter, quien publicó el dibujo en Tumblr, antes de que The New Yorker la utilizara para el número de esta semana, bajo el título: Un momento de felicidad. “Es muy emocionante constatar cómo la actitud hacia los derechos de los homosexuales han evolucionado a lo largo de mi vida”, comentó el artista a la revista. “Es genial para nuestros hijos, un momento que debemos de celebrar”, recalcó en alusión a la sentencia del Supremo del pasado miércoles que declaró esta semana inconstitucional la parte de la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA) que definía el matrimonio como una unión sólo entre un hombre y una mujer, impidiendo a las parejas casadas homosexuales recibir los mismos beneficios federales que las heterosexuales.
La ilustración juega con la idea instalada en el imaginario colectivo de que Epi y Blas son algo más que amigos, Esa noción era tan generalizada que, en 2011, se lanzó en Facebook una campaña impulsada por Change.org, para presionar a los productores de Barrio Sésamo para que permitieran casarse a la pareja. El programa, inmediatamente, emitió un comunicado insistiendo en que Epi y Blas solo eran buenos amigos. “Aunque se identifiquen con personajes masculinos, se trata de marionetas y como tales no tienen ninguna orientación sexual”.
The New Yorker se caracteriza por recoger en sus incisivas portadas los asuntos de máxima actualidad. La semana pasada ilustró la controversia por los programas de vigilancia del Gobierno de EE UU filtrados por un analista de la CIA con un dibujo que mostraba al Tío Sam espiando a través de una ventana a una mujer mientras chateaba desde su móvil y su portátil. La elección de los personajes de Barrio Sésamo no ha pasado desapercibida.
En Twitter muchos han ensalzado la perspicacia de la revista. Mía Farrow, por ejemplo, consideraba que era “una de las mejores portadas del New Yorker”. Sin embargo, otros han censurado a la publicación por falta de sutileza sosteniendo que, al elegir a dos personajes infantiles con una sexualidad cuestionada, en lugar de centrar la atención sobre la importante decisión del Supremo, se desvía hacia una polémica insustancial. Otros, cuestionan la elección alegando que Epi y Blas “no han hecho nada por la defensa de los derechos homosexuales” y que The New Yorker debería haber elegido a verdaderos iconos del movimiento gay.
elpaís.com - Eva Saiz - Washington - 28 JUN 2013
viernes, 28 de junio de 2013
jueves, 27 de junio de 2013
El Tribunal Supremo de EE UU apoya la igualdad de los matrimonios gais
CELEBRACIÓN EN EE UU. Activistas y ciudadanos celebran el fallo del Tribunal Supremo que apoya la igualdad de derechos para los matrimonios gais / M. A. (AFP)
La causa del matrimonio entre parejas del mismo sexo ha recibido un formidable respaldo del Tribunal Supremo de Estados Unidos con dos sentencias que, sin entrar en su legalidad en el conjunto del país, consagran la igualdad de derechos de los homosexuales y despejan el camino para el reconocimiento universal de una realidad que cambiará para siempre la fisonomía de esta sociedad. De paso, los nueve jueces veladores de la Constitución norteamericana aportan argumentos contundentes a favor de un movimiento que avanza incontenible en todo el mundo.
En dos decisiones muy ajustadas que coronan varios años de esfuerzos individuales, apasionado debate público y múltiples procesos judiciales, el Supremo ha declarado inconstitucional la ley que limita el matrimonio a la unión entre un hombre y una mujer, y ha rechazado la decisión del estado de California de prohibir el matrimonio gay. Con estas medidas –ambas adoptadas por 5 contra 4-, los magistrados están advirtiendo que los homosexuales casados están protegidos por los mismos derechos y amparados por las mismas leyes que los heterosexuales, incluidos todos los beneficios sociales, y, probablemente, aunque esto aún motivo de interpretación, que nadie puede abrogarse el poder de prohibir expresamente los matrimonios gais.
El Supremo no se pronuncia sobre la legalidad de esos matrimonios en todo el país. Es decir, no defiende expresamente la necesidad de una ley federal que permita las uniones entre homosexuales, entre otras razones, porque no era esa la cuestión que había llegado hasta esa instancia. Pero respalda todas las decisiones judiciales previas a favor del matrimonio gay y rechaza todos los argumentos presentados en su contra. Como se hizo visible desde las primeras reacciones, ha sido una histórica victoria para la causa homosexual y una amarga derrota de los defensores del matrimonio tradicional.
Argumentando en nombre de la mayoría, el juez Anthony Kennedy sostuvo que la DOMA, la ley que define el matrimonio como una institución entre hombre y mujer –que fue aprobada en 1996 y firmada por Bill Clinton, quien después expresó su arrepentimiento- “viola la Quinta Enmienda de la Constitución al hacer unos matrimonios más respetados que otros”. En la opinión en nombre de la minoría, Antonin Scalia, dijo que sus compañeros que votaron diferente creen que “esto es una historia en blanco en negro, cuando la realidad es mucho más compleja”. En la decisión contra definición del matrimonio, Kennedy, el centrista que suele oscilar, se sumó a los cuatro progresista. En el caso de la ley de California, la mayoría estuvo conformada por dos conservadores y tres progresistas.
El presidente Barack Obama se felicitó por “esta victoria para las parejas que llevan mucho tiempo luchando por ser tratadas por igual ante la ley, para los hijos de matrimonios que ahora tendrán que ser reconocidos como legítimos, para las familias que tendrán el respeto y protección que merecen, para los amigos y seguidores que han trabajado mucho para convencer a la nación de que este cambio era para mejor”.
Obama, que ha ido evolucionando en los últimos años hasta su pleno respaldo al matrimonio homosexual, tiene ahora por delante una ardua tarea para adaptar todas las leyes del país referidas al matrimonio de forma que se garantice hasta el mínimo detalle el cumplimiento de la decisión del Supremo.
“Hoy es un gran día para Estados Unidos. Hoy vamos a regresar a California y vamos a poder casarnos. Hoy vamos a ser todos un poco más iguales”, manifestó Kristin Perry, una de las demandantes de la ley de California, conocida como Proposición 8. Edith Windsor, la persona que llevó hasta aquí su batalla contra la DOMA, se alegró de que “ahora todos los niños de matrimonios gais tendrán la misma dignidad que el resto”. Otro de los firmantes de la demanda contra la Proposición 8, Paul Katami recordó que, pese al progreso obtenido en el día de ayer, “la igualdad no es aún total y es necesario seguir luchando”.
Con estas sentencias, serán ya 13 los estados que permitan el matrimonio homosexual. Cuando se consume su legalización en California, un 30% de los norteamericanos vivirán en territorios amparados por ese derecho. Pero el Supremo, en efecto, no se pronuncia sobre la situación en los estados en los que no existe aún la posibilidad de casarse para los homosexuales ni les obliga a sumarse a esa iniciativa.
Tampoco era esa su misión en esta oportunidad. Los magistrados tenían que decidir sobre el caso de una mujer a la que se obligaba a pagar unos impuestos sobre la herencia de su difunta esposa de los que están excluidos los matrimonios heterosexuales. La DOMA contiene otro apartado en el que pide a los estados que no reconozcan las bodas gais, pero ese aspecto no estaba a consideración en el tribunal. En el caso de la Proposición 8, lo que hacen los jueces es invalidarla por razones técnicas y negarle a los proponentes la posibilidad de apelación, con lo que, en la práctica, se autoriza el matrimonio en ese estado.
El Supremo ha ido, por tanto, todo lo lejos que podía ir en esta ocasión, y sienta una doctrina que, sin duda, será utilizada por los activistas gais para tratar de extender sus derechos hasta aquellos lugares en los que todavía no los tienen. Las decisiones del Supremo suelen son la base de algunas de las principales transformaciones experimentadas por este país a lo largo de su historia. Fue una sentencia de ese tribunal en 1973 lo que permitió legalizar el aborto o lo que acabó en 1954 con la discriminación racial en las escuelas.
Como en esas y otras fechas históricas, el Supremo se hace eco en esta ocasión de un estado de opinión en la calle que, de forma paulatina, ha progresado hacia la aceptación del matrimonio homosexual. Si en 2004 eran poco más del 30% los norteamericanos que lo respaldaban, en 2008 se avanzó hasta el 44% y hoy ha llegado hasta el 55%.
También, como ocurrió con el aborto, los opositores del matrimonio homosexual buscarán ahora las vías legales para continuar su lucha contra una decisión que, para grupos religiosos y otros, constituye un ataque a las tradiciones y los valores humanos. El líder de los republicanos en el Congreso, John Boehner, declaró que confía en que “el debate sobre el matrimonio continúe en la plaza pública y en que los estados definan el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer”.
elpaís.com - Antonio Caño - Washington - 26 JUN 2013
La causa del matrimonio entre parejas del mismo sexo ha recibido un formidable respaldo del Tribunal Supremo de Estados Unidos con dos sentencias que, sin entrar en su legalidad en el conjunto del país, consagran la igualdad de derechos de los homosexuales y despejan el camino para el reconocimiento universal de una realidad que cambiará para siempre la fisonomía de esta sociedad. De paso, los nueve jueces veladores de la Constitución norteamericana aportan argumentos contundentes a favor de un movimiento que avanza incontenible en todo el mundo.
En dos decisiones muy ajustadas que coronan varios años de esfuerzos individuales, apasionado debate público y múltiples procesos judiciales, el Supremo ha declarado inconstitucional la ley que limita el matrimonio a la unión entre un hombre y una mujer, y ha rechazado la decisión del estado de California de prohibir el matrimonio gay. Con estas medidas –ambas adoptadas por 5 contra 4-, los magistrados están advirtiendo que los homosexuales casados están protegidos por los mismos derechos y amparados por las mismas leyes que los heterosexuales, incluidos todos los beneficios sociales, y, probablemente, aunque esto aún motivo de interpretación, que nadie puede abrogarse el poder de prohibir expresamente los matrimonios gais.
El Supremo no se pronuncia sobre la legalidad de esos matrimonios en todo el país. Es decir, no defiende expresamente la necesidad de una ley federal que permita las uniones entre homosexuales, entre otras razones, porque no era esa la cuestión que había llegado hasta esa instancia. Pero respalda todas las decisiones judiciales previas a favor del matrimonio gay y rechaza todos los argumentos presentados en su contra. Como se hizo visible desde las primeras reacciones, ha sido una histórica victoria para la causa homosexual y una amarga derrota de los defensores del matrimonio tradicional.
Argumentando en nombre de la mayoría, el juez Anthony Kennedy sostuvo que la DOMA, la ley que define el matrimonio como una institución entre hombre y mujer –que fue aprobada en 1996 y firmada por Bill Clinton, quien después expresó su arrepentimiento- “viola la Quinta Enmienda de la Constitución al hacer unos matrimonios más respetados que otros”. En la opinión en nombre de la minoría, Antonin Scalia, dijo que sus compañeros que votaron diferente creen que “esto es una historia en blanco en negro, cuando la realidad es mucho más compleja”. En la decisión contra definición del matrimonio, Kennedy, el centrista que suele oscilar, se sumó a los cuatro progresista. En el caso de la ley de California, la mayoría estuvo conformada por dos conservadores y tres progresistas.
El presidente Barack Obama se felicitó por “esta victoria para las parejas que llevan mucho tiempo luchando por ser tratadas por igual ante la ley, para los hijos de matrimonios que ahora tendrán que ser reconocidos como legítimos, para las familias que tendrán el respeto y protección que merecen, para los amigos y seguidores que han trabajado mucho para convencer a la nación de que este cambio era para mejor”.
Obama, que ha ido evolucionando en los últimos años hasta su pleno respaldo al matrimonio homosexual, tiene ahora por delante una ardua tarea para adaptar todas las leyes del país referidas al matrimonio de forma que se garantice hasta el mínimo detalle el cumplimiento de la decisión del Supremo.
“Hoy es un gran día para Estados Unidos. Hoy vamos a regresar a California y vamos a poder casarnos. Hoy vamos a ser todos un poco más iguales”, manifestó Kristin Perry, una de las demandantes de la ley de California, conocida como Proposición 8. Edith Windsor, la persona que llevó hasta aquí su batalla contra la DOMA, se alegró de que “ahora todos los niños de matrimonios gais tendrán la misma dignidad que el resto”. Otro de los firmantes de la demanda contra la Proposición 8, Paul Katami recordó que, pese al progreso obtenido en el día de ayer, “la igualdad no es aún total y es necesario seguir luchando”.
Con estas sentencias, serán ya 13 los estados que permitan el matrimonio homosexual. Cuando se consume su legalización en California, un 30% de los norteamericanos vivirán en territorios amparados por ese derecho. Pero el Supremo, en efecto, no se pronuncia sobre la situación en los estados en los que no existe aún la posibilidad de casarse para los homosexuales ni les obliga a sumarse a esa iniciativa.
Tampoco era esa su misión en esta oportunidad. Los magistrados tenían que decidir sobre el caso de una mujer a la que se obligaba a pagar unos impuestos sobre la herencia de su difunta esposa de los que están excluidos los matrimonios heterosexuales. La DOMA contiene otro apartado en el que pide a los estados que no reconozcan las bodas gais, pero ese aspecto no estaba a consideración en el tribunal. En el caso de la Proposición 8, lo que hacen los jueces es invalidarla por razones técnicas y negarle a los proponentes la posibilidad de apelación, con lo que, en la práctica, se autoriza el matrimonio en ese estado.
El Supremo ha ido, por tanto, todo lo lejos que podía ir en esta ocasión, y sienta una doctrina que, sin duda, será utilizada por los activistas gais para tratar de extender sus derechos hasta aquellos lugares en los que todavía no los tienen. Las decisiones del Supremo suelen son la base de algunas de las principales transformaciones experimentadas por este país a lo largo de su historia. Fue una sentencia de ese tribunal en 1973 lo que permitió legalizar el aborto o lo que acabó en 1954 con la discriminación racial en las escuelas.
Como en esas y otras fechas históricas, el Supremo se hace eco en esta ocasión de un estado de opinión en la calle que, de forma paulatina, ha progresado hacia la aceptación del matrimonio homosexual. Si en 2004 eran poco más del 30% los norteamericanos que lo respaldaban, en 2008 se avanzó hasta el 44% y hoy ha llegado hasta el 55%.
También, como ocurrió con el aborto, los opositores del matrimonio homosexual buscarán ahora las vías legales para continuar su lucha contra una decisión que, para grupos religiosos y otros, constituye un ataque a las tradiciones y los valores humanos. El líder de los republicanos en el Congreso, John Boehner, declaró que confía en que “el debate sobre el matrimonio continúe en la plaza pública y en que los estados definan el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer”.
elpaís.com - Antonio Caño - Washington - 26 JUN 2013
miércoles, 26 de junio de 2013
La vida normal de un número uno
Anatolio, en el Paseo de Dr. Vallejo Nágera, en Acacias. / kike para
Le llaman Anato, Anacleto, Anasta, Anabólico o Tony, entre la burla y el cariño. Salvo por algunas maldades de los niños en Primaria, el madrileño de 18 años que ha sacado la mejor nota en selectividad —un 9,95— y se ha empeñado en usarlo para defender la enseñanza pública, vive encantado con su nombre. “Todo el mundo se acuerda de Anatolio”, suelta con una sonrisa que le estrecha los ojos. Su madre se resistía a que su hijo heredara el nombre de su abuelo y de su padre. Decía que le podía estigmatizar. Nada más lejos.
Criado en el barrio de Acacias, en una familia de clase media alta, Anatolio Alonso no forma parte de ningún club de lectura, de ajedrez o scrabble. De cuerpo atlético, gestos de haber roto algún que otro plato e incansable idealismo. Entre sus amigos —Gómez, Germán, David y Lloren— se le ve suelto y risueño. Hablan por igual tanto de chicas, como de los efectos de los recortes en la enseñanza pública; del “quién se enrolla con quién” al “solo traen materiales a la escuela para hacerse la foto”. Parece simplemente un grupo algo adelantado a su edad, más universitarios que chicos que acaban de examinarse de la selectividad. A veces se equivocarán, otras podrían pecar de ingenuidad; muchas, seguro que aciertan.
Para Anatolio y su pandilla, “el barrio es sagrado”. Los viernes, después de pasar por el Instituto Británico, donde cursa el nivel más avanzado, Anatolio se reúne con ellos en el parque de Peñuelas, a escasos metros del Instituto Juan de la Cierva, donde se conocieron. Un espacio con albero, columpios, alguna zona verde y una fuente seca. “No quedamos para beber. Si acaso, alguna sangría”, asegura. Si no están por allí, se les puede ver por el Pasi (Paseo del doctor Vallejo) y si no, van a Lavapiés o Malasaña. “Cada vez queda menos gente para salir en el barrio”, comentan.
Lo de Anabólico se lo dicen por su obsesión con el deporte. De segundo de Primaria hasta el año pasado, su dedicación era el baloncesto. Entonces cambió al atletismo. Los martes y jueves va a hacer sesiones con su entrenador en el Polideportivo Municipal de Orcasitas. Los lunes, miércoles y viernes sale a correr por su cuenta a El Retiro o a Madrid Río. Sus amigos bromean diciendo que cuando aparecen las chicas, aprovecha para quitarse la camiseta de manera indisimulada.
Contra lo que pueda parecer, Anato no pisa una biblioteca. Ha estudiado para los exámenes de selectividad en su casa. “Me pongo una hora y luego descanso. No tengo un método”, explica. De sus padres, Anatolio Alonso, subdirector del Fondo Eurpeo de Desarollo Regional (FEDER), y Laura Crespo, investigadora, ha heredado las buenas notas y las inquietudes. “Nunca me han forzado a estudiar o me han exigido nada”, señala.
Marisa Aguirre, que fue profesora y tutora de Anatolio, dice que no es “ni pedante ni líder, pero sí totalmente integrado con sus compañeros”. Él tiene decidido que va a estudiar medicina, y en el futuro no le importaría meterse en política, pero tiene sus reparos. “En las juventudes de los partidos no llega el que más se lo merece. Alguien tendrá que meterse ahí para reventarlo por dentro”, exclama.
Lo cierto es que parece que apunta maneras. Su discurso enseguida se encauza en aquello que quiere transmitir. “¿Por qué dicen que vivimos por encima de nuestras posibilidades en educación si hay niños sin escolarizar? ¿Por qué en sanidad todavía hay listas de espera?”, se pregunta moviendo los brazos para marcar el ritmo.
Su amigo Gómez tira de anecdotario para describirlo. “Estamos con dos chicas y, de repente, se pone a hablar de los milicianos de la Guerra Civil, y claro, me lo tengo que llevar”, bromea.
En realidad este es un tema que le apasiona. Lector de Manuel Chaves Nogales, del que destaca su A sangre y fuego, y admirador de Manuel Azaña, le interesa sobre todo las historias de las Brigadas Internacionales: “Gente de distintos países que luchaba por sus ideas”. Dicen sus amigos que él también es un idealista y que incluso en los momentos más inoportunos se empeña en razonar.
Ahora, tras el estudio, toca vacaciones en Gandía. “No creas que vamos en plan intelectual”, concluye.
elpaís.com - Antonio Nieto - Madrid - 25 JUN 2013
Le llaman Anato, Anacleto, Anasta, Anabólico o Tony, entre la burla y el cariño. Salvo por algunas maldades de los niños en Primaria, el madrileño de 18 años que ha sacado la mejor nota en selectividad —un 9,95— y se ha empeñado en usarlo para defender la enseñanza pública, vive encantado con su nombre. “Todo el mundo se acuerda de Anatolio”, suelta con una sonrisa que le estrecha los ojos. Su madre se resistía a que su hijo heredara el nombre de su abuelo y de su padre. Decía que le podía estigmatizar. Nada más lejos.
Criado en el barrio de Acacias, en una familia de clase media alta, Anatolio Alonso no forma parte de ningún club de lectura, de ajedrez o scrabble. De cuerpo atlético, gestos de haber roto algún que otro plato e incansable idealismo. Entre sus amigos —Gómez, Germán, David y Lloren— se le ve suelto y risueño. Hablan por igual tanto de chicas, como de los efectos de los recortes en la enseñanza pública; del “quién se enrolla con quién” al “solo traen materiales a la escuela para hacerse la foto”. Parece simplemente un grupo algo adelantado a su edad, más universitarios que chicos que acaban de examinarse de la selectividad. A veces se equivocarán, otras podrían pecar de ingenuidad; muchas, seguro que aciertan.
Para Anatolio y su pandilla, “el barrio es sagrado”. Los viernes, después de pasar por el Instituto Británico, donde cursa el nivel más avanzado, Anatolio se reúne con ellos en el parque de Peñuelas, a escasos metros del Instituto Juan de la Cierva, donde se conocieron. Un espacio con albero, columpios, alguna zona verde y una fuente seca. “No quedamos para beber. Si acaso, alguna sangría”, asegura. Si no están por allí, se les puede ver por el Pasi (Paseo del doctor Vallejo) y si no, van a Lavapiés o Malasaña. “Cada vez queda menos gente para salir en el barrio”, comentan.
Lo de Anabólico se lo dicen por su obsesión con el deporte. De segundo de Primaria hasta el año pasado, su dedicación era el baloncesto. Entonces cambió al atletismo. Los martes y jueves va a hacer sesiones con su entrenador en el Polideportivo Municipal de Orcasitas. Los lunes, miércoles y viernes sale a correr por su cuenta a El Retiro o a Madrid Río. Sus amigos bromean diciendo que cuando aparecen las chicas, aprovecha para quitarse la camiseta de manera indisimulada.
Contra lo que pueda parecer, Anato no pisa una biblioteca. Ha estudiado para los exámenes de selectividad en su casa. “Me pongo una hora y luego descanso. No tengo un método”, explica. De sus padres, Anatolio Alonso, subdirector del Fondo Eurpeo de Desarollo Regional (FEDER), y Laura Crespo, investigadora, ha heredado las buenas notas y las inquietudes. “Nunca me han forzado a estudiar o me han exigido nada”, señala.
Marisa Aguirre, que fue profesora y tutora de Anatolio, dice que no es “ni pedante ni líder, pero sí totalmente integrado con sus compañeros”. Él tiene decidido que va a estudiar medicina, y en el futuro no le importaría meterse en política, pero tiene sus reparos. “En las juventudes de los partidos no llega el que más se lo merece. Alguien tendrá que meterse ahí para reventarlo por dentro”, exclama.
Lo cierto es que parece que apunta maneras. Su discurso enseguida se encauza en aquello que quiere transmitir. “¿Por qué dicen que vivimos por encima de nuestras posibilidades en educación si hay niños sin escolarizar? ¿Por qué en sanidad todavía hay listas de espera?”, se pregunta moviendo los brazos para marcar el ritmo.
Su amigo Gómez tira de anecdotario para describirlo. “Estamos con dos chicas y, de repente, se pone a hablar de los milicianos de la Guerra Civil, y claro, me lo tengo que llevar”, bromea.
En realidad este es un tema que le apasiona. Lector de Manuel Chaves Nogales, del que destaca su A sangre y fuego, y admirador de Manuel Azaña, le interesa sobre todo las historias de las Brigadas Internacionales: “Gente de distintos países que luchaba por sus ideas”. Dicen sus amigos que él también es un idealista y que incluso en los momentos más inoportunos se empeña en razonar.
Ahora, tras el estudio, toca vacaciones en Gandía. “No creas que vamos en plan intelectual”, concluye.
elpaís.com - Antonio Nieto - Madrid - 25 JUN 2013
miércoles, 19 de junio de 2013
lunes, 17 de junio de 2013
Un niño gay consigue retirarle un premio a un político homófobo
Esta es una de esas historias que encanta contar. El protagonista de esta noticia se llama Marcel Neergard, y es un niño abiertamente gay que acaba de lograr que le retiren un premio a un político homófobo estadounidense.
El político en cuestión es John Ragan, legislador por el Partido Republicano en el estado de Tenessee, y hace un año fue premiado por la organización StudentsFirst como “Reformador del año”. El caso es que este político impulsó hace unos meses una enmienda, que por suerte no ha llegado a ser ley, que buscaba prohibir que en las escuelas se hablara sobre la homosexualidad.
Y este niño de 11 años se ha convertido en todo un héroe al lograr que la organización le retire el premio a este político. ¿Y cómo lo ha hecho? Recogiendo 50.000 firmas en la plataforma Moveon.org para lograr que la organización que le concedió el premio accediera a retirárselo.
Probablemente, pocos niños hay que tengan esa capacidad de reacción con 11 años. Pero el caso de Marcel Neergard es especial, ya que ha sufrido un intenso acoso por su orientación sexual en el colegio. De hecho, ha tenido que estudiar sexto de primaria en casa por el acoso sufrido el curso anterior en la escuela, y ha llegado incluso a pensar en suicidarse.
Una experiencia que sin duda te marca y te hace madurar hasta el punto de ser capaz de tratar de frenar a un político homófobo que pretendía impulsar la homofobia en las escuelas del estado, prohibiendo incluso que los profesores puedan ayudar a los niños gays que sufran bullying.
Por suerte, desde StudentsFirst han atendido la petición de este niño y han retirado el premio al político. Su responsable, Michelle Rhee, ha explicado que el niño no está solo, a la par que ha alabado el coraje de Neergard al compartir su historia con todo el mundo.
ambienteg.com - 12 de junio de 2013 - Nach.
El político en cuestión es John Ragan, legislador por el Partido Republicano en el estado de Tenessee, y hace un año fue premiado por la organización StudentsFirst como “Reformador del año”. El caso es que este político impulsó hace unos meses una enmienda, que por suerte no ha llegado a ser ley, que buscaba prohibir que en las escuelas se hablara sobre la homosexualidad.
Y este niño de 11 años se ha convertido en todo un héroe al lograr que la organización le retire el premio a este político. ¿Y cómo lo ha hecho? Recogiendo 50.000 firmas en la plataforma Moveon.org para lograr que la organización que le concedió el premio accediera a retirárselo.
Probablemente, pocos niños hay que tengan esa capacidad de reacción con 11 años. Pero el caso de Marcel Neergard es especial, ya que ha sufrido un intenso acoso por su orientación sexual en el colegio. De hecho, ha tenido que estudiar sexto de primaria en casa por el acoso sufrido el curso anterior en la escuela, y ha llegado incluso a pensar en suicidarse.
Una experiencia que sin duda te marca y te hace madurar hasta el punto de ser capaz de tratar de frenar a un político homófobo que pretendía impulsar la homofobia en las escuelas del estado, prohibiendo incluso que los profesores puedan ayudar a los niños gays que sufran bullying.
Por suerte, desde StudentsFirst han atendido la petición de este niño y han retirado el premio al político. Su responsable, Michelle Rhee, ha explicado que el niño no está solo, a la par que ha alabado el coraje de Neergard al compartir su historia con todo el mundo.
ambienteg.com - 12 de junio de 2013 - Nach.