Con 'Oblivion' se constata una vez más que en ocasiones el principal enemigo está en casa. El día antes de ver la nueva película "del director de Tron Legacy" -rúbrica que queda patente durante todo su metraje- acudí a mi cine más cercano a ver por segunda vez el muy recomendable remake de 'Posesión infernal'... antes del cual y para mi desgracia me proyectaron entre otros lo que tanto había evitado ver, un tráiler de 'Oblivion'. Ni 24 horas después y sentado delante de la pantalla IMAX que querría para el salón de una casa en la que me cupiera, importante, tenía una molesta sensación a déjà vu que me impedía disfrutar libremente de la proyección, incapaz de reconocer aquello que me estaban contando como algo nuevo... Con 'Oblivion' se constata una vez más que a menudo y como en el mundo de la política se trata de prometer, prometer y prometer. Pero, y una vez metido... ¿se acabó lo prometido?
'Oblivion' es una de tantas películas con las que si uno ha estado al tanto de su abrumadora promoción es posible que sienta estar viendo algo que ya ha visto, pero no por sus múltiples referencias o inspiraciones. Una especie de Montaje del Director de un tráiler que se supone es un medio para vender el producto, no para vender al producto. Tal vez influya el hecho de que se trate de "los productores de El origen del Planeta de los Simios", cinta igualmente despellejada durante su promoción tras cuyo visionado sugerí que "incluso a veces podríamos atrevernos a opinar sin siquiera haber visto una peli... y lo que es peor, encima acertar". Y una vez la sospecha se convierte en certeza, el factor sorpresa se reduce a su mínima expresión al tiempo que se pone muy cuesta arriba cumplir con algún tipo de expectativa, de ahí que se aconseje no dar por bueno lo primero que cruce por la cabeza... al menos si hay motivo para la duda. Y la hay, unos cuantos y alguno por descubrir, aunque lo suyo hubiera sido mantener en secreto cosas como que aparecía Morgan Freeman, como se hizo con Kevin Spacey en 'Seven'. Al fin y al cabo la película dura dos horas más que el tráiler, y siempre habrá quien no haya visto más que la cara de Tom Cruise en el póster.
Porque 'Oblivion' podría ser una buena película. Podría, y de hecho lo es aunque cueste percibirla como tal y en su justa medida, centrándonos única y exclusivamente en ella. Porque no es justo juzgarla en función de su promoción por más que influya directamente sobre nuestra predisposición. That's Entertainment, se trata de vender, si bien la pregunta sería si se trata sólo de vender una entrada. Con 'Oblivion' además se han juntado el hambre con las ganas de comer. Porque lo cierto es que existen muchos condicionantes que pueden afectar a la percepción de una película, la cual por más que siempre sea la misma no siempre se nos muestra de la misma manera (en IMAX sale ganando sin duda). En este caso 'Oblivion' nos llega a las puertas del verano como si fuera el primer gran blockbuster de la temporada, más no lo es aunque lo parezca y se vea condicionada, a posta o sin querer, a prostituirse como tal. Y de ahí a la confusión, la decepción, el mosqueo o la indiferencia no hay ni medio paso. Recuerden, del director de 'Tron Legacy'... en la salud y en la enfermedad, y a lo qué atenerse. Y ya sólo eso dice bastante, incluso más que lo que deja intuir su tráiler, por lo que tampoco voy a ser yo quien se extienda mucho en los detalles (ni falta que hace).
En verdad y bajo su fastuosa fachada visual a lo superproducción veraniega (para adultos) en 'Oblivion' sobresale lo que bien podría haber sido un pequeño filme de corte fantástico, un relato más bien íntimo que al margen de su por otro lado excelente (y fascinante) envoltorio audiovisual podría haber subsistido a través de su historia y su personaje protagonista, sin necesidad de recurrir al ruido, a la fanfarria, a la condescendencia industrial... o a una gran estrella como Tom Cruise, como siempre posando en pantalla con solvencia y carisma. Pero como ya se intuía en 'Tron Legacy' a Joseph Kosinski, ahora sin la coartada de "la Disney", le pierde cierta voluntad grandilocuente por subrayar en exceso y hacer de 'Oblivion' una GRAN película, pero sin saber discernir entre el grano y la paja. Kosinski se cree tal vez demasiado listo allí donde por ejemplo Duncan Jones se hacía el tonto con 'Moon', un filme diametralmente opuesto... ¿sólo por razones presupuestarias y/o de ego?. No cabe duda de que Kosinski sabe filmar de forma muy elegante y preciosista sin caer en vacuos esteticismos de cara a la galería, maravillar sin abrumar con su puesta en escena, pero no queda tan claro que sepa narrar, tener visión de conjunto y aún menos sobreponerse a las carencias de una historia cuyo tercer acto pide una reescritura que diera fuerzas a su resolución, a la que le falta el gancho necesario en su concreción para optar a cotas mayores... a las que pretendía.
'Oblivion' no es tanto una película de acción, no es tanto la clásica evasiva veraniega donde prima el ruido de los efectos especiales, no es tanto una producción para adolescentes... que puedan encontrar aburrido un filme que se toma su tiempo en mostrarse, en permitir que exista causa y reacción, en preguntar antes que disparar y en que haya un contenido adicional por debajo de un simple vistazo entretenido. Hay acción, pero ésta no mueve a la película; hay evasión, pero existe la intención de contar algo; hay espectáculo, pero éste ni es el corazón ni el fin último del producto. En este punto intermedio es donde reside principalmente la dificultad de su visionado, cuando una superproducción pretende ser algo más que una superproducción sin dejar de serlo, cuando intenta ser de todo un poco para así poder gustar a cuantos más chicos mejor... una mezcla que provoca algunos pequeños altibajos narrativos, un ritmo muy sostenido que no se atreve a pisar el acelerador, una inercia instintiva por dejar claro todo salvo lo escabroso o una premeditada frialdad neutra en su textura conceptual. Y con ello una cierta sensación de fatiga y durar algo más de lo que era necesario, especialmente cuando son unas cuantas las incógnitas que podrían haberse desvelado durante un camino que nunca resulta tan apasionante como la música de M83 que lo acompaña.
No obstante, ¿es está película es un recuerdo por el que merece la pena luchar? Indudablemente, porque además este crece en la cabeza como para que sus puntos fuertes tomen ventaja respecto a sus puntos débiles, en especial su solvencia audiovisual no apta para monitores caseros y con marchamo de icono, un look técnico fantástico. Y a una mala siempre estaríamos ante una película de una gran estrella como Tom Cruise, lo que viene a decir que cuanto menos es una producción bastante resultona que cumple con dignidad, que no es poco y menos aún en verano. Porque en este caso no se trata sólo de prometer, de vender una entrada... sirvan a imagen y semejanza los dos títulos que aparecen mencionados en su cartel pues el resultado viene a ser una especie de suma de lo que podría ser 'El origen del Planeta de los Simios', y su sólido desarrollo argumental sin sobresaltos, y 'Tron Legacy', y su poderío como experiencia sensorial por encima de su historia. Todo ello ambientado en un futuro post-apocalíptico de esos que tanto nos gustan a los que nos gusta perdernos en otros mundos... aunque sean el nuestro. Puede que no resulte apasionante, como puede que el espectador más o menos curtido no encuentre en ella casi nada que pueda sorprenderle... eso no quita para que no se disfrute del viaje, y con creces.
El Séptimo Arte | 12 de abril de 2013 a las 13:30 | Por wanchope
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