A una semana de huelga general del 29M, convocada por los sindicatos y por una amplia y diversa alianza de organizaciones sociales y políticas, el Gobierno ha sorprendido con un vídeo promocional sobre su reforma laboral. La videopolítica, como sustituta de la política, se abre paso. En ausencia de diálogo social, monólogo audiovisual, parece la fórmula. El video es discutible, por varias razones.
1. Impropio. La decisión del Gobierno de hacerlo y de distribuirlo es impropia e incumple la legalidad. Presentado en plena campaña electoral andaluza y asturiana, y firmado por el propio ejecutivo, es una acción cuestionable y prohibida. El Gobierno confunde, en un tema tan sensible, información con propaganda, y convierte la iniciativa en un boomerang polémico. El PSOE ya ha presentado un recurso ante la Junta Electoral por incumplimiento de una Ley pactada, precisamente, entre las dos principales fuerzas. Pero el video, en sí mismo, es un ejemplo de torpeza técnica, además de política.
2. Torpe. La utilización de las imágenes de los líderes sindicales, acompañadas del audio: “una reforma laboral, que desde el respeto al diálogo social, ha recogido las aportaciones realizadas por los agentes sociales en el II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva” es, cuando menos, provocadora. Todo el mundo sabe que los sindicatos han expresado su rechazo frontal a esta reforma y que han convocado una huelga general.
Huelga anticipada, premonitoriamente, por el propio presidente Rajoy en una pillada, provocada por un micro abierto en una cumbre europea, en la que anunciaba a sus colegas que “esta reforma me va a acostar una huelga general”. Utilizar a los líderes sindicales, y al representante de la patronal, para trasladar una atmósfera de acuerdo y consenso no existente es, sencillamente, burdo, además de mentira.
Los planos de la cartera y de la Ministra de Empleo y Seguridad Social, junto con los de la toma de posesión del gobierno de Rajoy y su primer Consejo de Ministros, demuestran una simpleza extraordinaria, sin imaginación, y un recurso rancio de resonancias peligrosas. Unos planos que facilitan, enormemente, la acusación de instrumentalización y empobrecen, casi por infantiles, el tímido esfuerzo narrativo.
3. Copy. La película está centrada en la textualidad. Las imágenes son un simple acompañamiento de un discurso, de un texto concebido como argumentario político, no como guión audiovisual. Las imágenes se fuerzan, combinando secuencias sin protagonistas, ni relato. Son puro decorado. Es un mal producto. Un powerpoint animado, con fondo musical. Los encadenados de texto, los fundidos, el uso de las mayúsculas y las mínimas animaciones son elementales y poco eficientes en términos de imagen.
4. Realización. Las imágenes de archivo impersonales y estereotipadas (que nos recuerdan a otros contextos sociales y culturales) combinan mal con los planos y las secuencias de reportaje convencional. El resultado es una mezcla artificial, precipitada y de baja calidad. Si el Gobierno quiere hacer videopolítica -videología- en serio debería esforzarse bastante más para ofrecer un producto más auténtico, incrustado en la realidad socioeconómica española y más cercano a la vida cotidiana. Parece publicidad, pero de la mala. Es un paso equivocado. Y un pésimo precedente.
5. Oportunidad. Presentar el vídeo justo una semana antes de la huelga, de manera descoordinada y sin una estrategia solvente y seria en medios y redes sociales, es apresurado e inoportuno. El vídeo no está ni en la home de www.lamoncloa.gob.es, aunque sí en la página del Ministerio pero sin acceso directo. Lo encontramos en el canal de YouTube del mismo, pero no está presente, por ejemplo, en el infrautilizado perfil de Facebook. Hay algo de precipitación en la iniciativa, como si fuera una acción unilateral de la Ministra (o como si se quisiera contraprogramar la dureza de las imágenes de la sentencia de Jaume Matas) para resarcirse del duro duelo parlamentario que tuvo hace unos días en el Congreso. Mal aconsejada, ha dado pie a la crítica política. Y lo ha puesto muy fácil.
Nota final. El PSOE ha ofrecido, también, en las últimas horas su aportación a la videopolítica. El video socialista donde se cuece a Rajoy con Matas y Camps, es un montaje básico, aunque seguro que irrita y molesta a sus adversarios. Es previsible, y ahí radica su ineficacia y seguramente no genere suficiente viralidad ni movilización militante, aunque sí presencia en las homes de la prensa digital. Si el PSOE quiere contrarrestar la potencia audiovisual del Gobierno y del PP deberá optar por la creatividad y la originalidad. También por la ejemplaridad y la autocrítica.
Un video que denuncia las amistades peligrosas de Rajoy y sus inmerecidos halagos a quienes ayer fueron ejemplos y modelos, y hoy son condenados, no puede hacerse sin autocrítica. La corrupción visita otras casas, además. La tentación fácil de ver la paja (tremendas cañas, en este caso) en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio, convierte el video en pólvora mojada.
Los videos merecen más atención y profesionalidad. YouTube, por ejemplo, ya es el segundo buscador de preferencia y subimos cada minuto más de 50 horas de contenidos audiovisuales a esta red. Si se quiere competir y utilizar el extraordinario potencial de la videopolítica se debe hacer con más calidad, determinación y coordinación. Y, sobre todo, con creatividad.
Por: Antoni Gutiérrez-Rubí - EL PAÍS.com - 22 mar 2012
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