Steven Preddy y Martin Hall
Steven y Martin tienen derecho a una cama de matrimonio
Un juez condena a un hotel británico por negar derechos a una pareja gay.
Un juez británico de Bristol (oeste de Inglaterra) condenó ayer a un matrimonio británico a indemnizar con 3.600 libras (4.300 euros) a una pareja gay por negarles una habitación con cama doble en su hotel de Cornualles, con el argumento de que no estaban casados. Peter y Hazelmary Bull, de 70 y 66 años respectivamente, sostuvieron en la vista del caso que no le estaban negando la habitación a Steven Preddy y Martin Hall por su orientación sexual, ya que tampoco alquilaban habitaciones dobles a parejas heterosexuales por entender que el sexo antes del matrimonio es contrario a las enseñanzas de la Biblia y ellos son devotos cristianos.
El juez, sin embargo, concluyó que el matrimonio había violado la legislación que acompaña la Ley de Igualdad (Orientación Sexual) de 2007, aprobada en su día para dar protección a las parejas homosexuales que firman una unión civil. El magistrado Andrew Rutherford argumentó que el derecho de los acusados a manifestar sus creencias religiosas no es un derecho absoluto "y puede ser limitado para proteger los derechos y libertades de los demandantes". Y describió la legislación que protege las uniones civiles como una "necesaria y proporcionada intervención del Estado para proteger los derechos de otros".
Explicó que es "inevitable" que las leyes que reflejan los cambios sociales choquen de vez en cuando con las posiciones de algunos individuos y sectores sociales, pero recordó los enormes cambios que se han vivido en los últimos 50 años: "La abolición de la pena capital; la abolición del castigo corporal en las escuelas; la despenalización de la homosexualidad y el suicidio; y, a un nivel más mundano, la prohibición de la caza y la de fumar en lugares públicos".
"Todo eso -y son solo unos pocos ejemplos- ha ofendido a parte de la población y en algunos casos ha afectado sus creencias religiosas tradicionales. Pero esas leyes son el producto de cambios en las actitudes sociales", afirmó. Sin embargo, el juez ha autorizado al anciano matrimonio a apelar la sentencia si lo desean.
"El derecho de un individuo a practicar su religión y vivir según sus creencias es uno de los derechos fundamentales de la persona, pero también lo es el derecho a no ser rechazado por un hotel por ser homosexual", sintetizó John Wadham, director de la asesoría jurídica de la Comisión para la Igualdad y Derechos Humanos, al comentar la sentencia. "La ley funciona en las dos direcciones. Los propietarios de un hotel tampoco pueden rechazar a una persona porque no están de acuerdo con su religión", añadió. "Cuando los señores Bull decidieron convertir su casa en un hotel, su casa privada se convirtió en una empresa comercial. Esa decisión significa que están sujetos a los estándares de la comunidad, no a los privados", concluyó el abogado.
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Publicado en EL PAÍS.com 19/01/2011
Steven y Martin tienen derecho a una cama de matrimonio
Un juez condena a un hotel británico por negar derechos a una pareja gay.
Un juez británico de Bristol (oeste de Inglaterra) condenó ayer a un matrimonio británico a indemnizar con 3.600 libras (4.300 euros) a una pareja gay por negarles una habitación con cama doble en su hotel de Cornualles, con el argumento de que no estaban casados. Peter y Hazelmary Bull, de 70 y 66 años respectivamente, sostuvieron en la vista del caso que no le estaban negando la habitación a Steven Preddy y Martin Hall por su orientación sexual, ya que tampoco alquilaban habitaciones dobles a parejas heterosexuales por entender que el sexo antes del matrimonio es contrario a las enseñanzas de la Biblia y ellos son devotos cristianos.
El juez, sin embargo, concluyó que el matrimonio había violado la legislación que acompaña la Ley de Igualdad (Orientación Sexual) de 2007, aprobada en su día para dar protección a las parejas homosexuales que firman una unión civil. El magistrado Andrew Rutherford argumentó que el derecho de los acusados a manifestar sus creencias religiosas no es un derecho absoluto "y puede ser limitado para proteger los derechos y libertades de los demandantes". Y describió la legislación que protege las uniones civiles como una "necesaria y proporcionada intervención del Estado para proteger los derechos de otros".
Explicó que es "inevitable" que las leyes que reflejan los cambios sociales choquen de vez en cuando con las posiciones de algunos individuos y sectores sociales, pero recordó los enormes cambios que se han vivido en los últimos 50 años: "La abolición de la pena capital; la abolición del castigo corporal en las escuelas; la despenalización de la homosexualidad y el suicidio; y, a un nivel más mundano, la prohibición de la caza y la de fumar en lugares públicos".
"Todo eso -y son solo unos pocos ejemplos- ha ofendido a parte de la población y en algunos casos ha afectado sus creencias religiosas tradicionales. Pero esas leyes son el producto de cambios en las actitudes sociales", afirmó. Sin embargo, el juez ha autorizado al anciano matrimonio a apelar la sentencia si lo desean.
"El derecho de un individuo a practicar su religión y vivir según sus creencias es uno de los derechos fundamentales de la persona, pero también lo es el derecho a no ser rechazado por un hotel por ser homosexual", sintetizó John Wadham, director de la asesoría jurídica de la Comisión para la Igualdad y Derechos Humanos, al comentar la sentencia. "La ley funciona en las dos direcciones. Los propietarios de un hotel tampoco pueden rechazar a una persona porque no están de acuerdo con su religión", añadió. "Cuando los señores Bull decidieron convertir su casa en un hotel, su casa privada se convirtió en una empresa comercial. Esa decisión significa que están sujetos a los estándares de la comunidad, no a los privados", concluyó el abogado.
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Publicado en EL PAÍS.com 19/01/2011
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