'¡Te quiero! Phillip Morris' reaviva el fantasma de la homofobia en el cine
- Tras dos años de retraso en su estreno estadounidense, el filme llega a las salas españolas
"Esto es una historia verdadera. De verdad". Así empieza ¡Te quiero! Phillip Morris, la película protagonizada por los actores Ewan McGregor y Jim Carrey que se estrena mañana en España. Un recordatorio útil a la hora de adentrarse en esta comedia dramática sobre un organista de iglesia alegremente casado que descubre la felicidad en la cárcel en compañía de otro hombre. Y, también, al comprobar que esta película de temática explícitamente gay protagonizada por dos pesos pesados de Hollywood se ha estrenado en Taiwan, Italia, México o Reino Unido pero no en EE UU, donde la batalla legal entre productores y distribuidores la ha convertido en película de culto. ¿Homofobia? "Algo de eso hay", comentan los directores Glenn Ficarra y John Requa desde Los Ángeles.
Steven Russell lleva cumplidos nueve de los 144 años de cárcel a los que le sentenciaron en una prisión de máxima seguridad de Texas. Fue condenado por fraude, usurpación de identidad y por haberse escapado de prisión en repetidas ocasiones fingiendo enfermedades y haciéndose pasar por guarda de seguridad o médico. Unas fugas originadas por su única debilidad conocida: el recluso Phillip Morris. Una historia de amor carcelario recogida en el libro ¡Te quiero! Phillip Morris, del periodista Steve McViker, que sirvió para que los guionistas Glenn Ficarra y John Requa, responsables del guión de la negrísima Bad Santa, construyeran y dirigieran el anti Brokeback mountain. "En la película de Ang Lee, la homosexualidad es una enfermedad. Pero en esta, da la casualidad de que son gays. Ese no es el problema".
Pero sí hubo problemas. La película fue presentada con mucha expectación en 2009 en el Festival de Sundance y se proyectó en la Quincena de Realizadores de Cannes de ese mismo año con el beneplácito de la crítica. En ella, el sida se convierte en un cómico macguffin, Ewan McGregor y Jim Carrey practican sexo oral y la cárcel se convierte en un improbable nido de amor. La distribuidora se echó atrás en su intención de estrenarla en EE UU. Con petición incluida de volver a montar la película eliminando algunas escenas. Después de casi un año de incógnitas, el filme llegará a ese país este otoño. "El distribuidor original nos engañó. Era su responsabilidad estrenarla y no lo hizo", comenta Ficarra vía telefónica, "además no pagaron sus facturas... Pero no voy a decir nada más negativo, el sistema judicial americano es muy complicado", añade entre risas.
Mi nombre es Harvey Milk de Gus Van Sant le dio un Oscar a Sean Penn, si las burradas anarcogays de Gregg Araki encuentran distribución minoritaria en Estados Unidos, si el cine gay español se consume con avidez al otro lado del charco vía distribuidoras especializadas como TLA Releasing, ¿qué pasa con Phillip Morris? Esquivando las posibles responsabilidades judiciales, los realizadores reconocen que "los distribuidores tuvieron miedo a la película" y dejan planear sobre sus problemas con la industria el fantasma de la homofobia. Y eso a pesar de no ser homosexuales. "No soy gay, pero lo intento todos los días", comenta Requa a carcajada limpia preguntado sobre las fuentes de las que bebió para hacer un retrato tan cínico y mordiente de la comunidad gay norteamericana. "La industria del cine es muy gay. Teníamos las fuentes muy cerca", comenta con sorna.
La comunidad bloguera internacional ha tildado abiertamente de homófoba a la distribuidora que compró sus derechos para Estados Unidos, Consolidate Pictures. El director de fotografía de la película, el mexicano Xavier Pérez Grobet, también opta por una lectura anti gay: "No se dicen las cosas como son. Pero desde mi punto de vista, no se ha estrenado por el tema gay. Vamos, diría que está clarísimo. Es más miedo de los distribuidores que de la gente en general", expone vía telefónica. "La situación es un poco absurda, porque ya se puede ver en los vuelos internacionales a Estados Unidos".
Demasiado gay, demasiado políticamente incorrecta o ambas cosas... Lo cierto es que ¡Te quiero! Phillip Morris sí que es una efectiva comedia romántica que vuelve a traer al Jim Carrey menos sonrojante de películas como El show de Truman u ¡Olvídate de mí! Y lo hace junto a una inusitada pareja cómica, el escocés Ewan McGregor. Con sexo anal, robos, fraudes financieros y travestismos varios en esta historia de, ante todo, amor verdadero. De verdad.
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Publicado en EL PAÍS.com, el 12.08.2010
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