sábado, 16 de marzo de 2013

Boris Izaguirre: Todo es pasajero.

 Cecelia Roth en una secuencia de 'Los amantes Pasajeros'.


La semana anunciaba Papa nuevo y su rápida llegada concluye que la crisis aprieta también en el Vaticano. No se podían exceder ni una fumata más del presupuesto. Los cardenales consagraron 48 horas a encontrar un Papa y salió humo blanco con aroma de tango y jesuita. Para nombrar al pasajero Ratzinger necesitaron dos semanas, eran otros tiempos.

 El atractivo padre Georg está siempre delante del escondite de Ratzinger y detrás del nuevo papa Francisco. Y hay que decir que el papa Francisco es el típico latinoamericano que gusta más porque tiene rasgos de europeo. El Vaticano continúa funcionando a toda máquina con sus intrigas, sus amores y sus odios. Francisco tendrá que consensuar su cambio de estilo con el bello monseñor Georg y el papa emérito. Un trío de poder eclesiástico.

Todo es pasajero, es un pensamiento jesuita: nada es para siempre. Aquel poderío de la crítica cinematográfica sobre los estrenos ha quedado mermado al confirmarse el éxito de taquilla de Los amantes pasajeros, la nueva película de Pedro Almodóvar. El público ha ignorado a la crítica quizá porque la huele, la siente previsible. No es correcto escribir que Los amantes pasajeros significa el regreso al humor de Almodóvar porque en todas sus películas, desde el abigarramiento de Los abrazos rotos hasta el suspense de La piel que habito, siempre hay espacio para él. Humor es el auténtico apellido de Pedro Almodóvar, y su decisión de estrenar una película como Los amantes pasajeros en un momento tan profundo de crisis económica y política es una provocación descarada. Almodóvar en estado puro ahora que nos sentimos solo pasaje.

Muchos sospechan que el desmedido acento gay-loca de la película puede ridiculizarla, hacerla problemática para la taquilla o, por el contrario, servir de agente liberador e incluso hasta poner de moda el juego bisexual. El público español ha demostrado que no le hace daño a una comedia ese desborde plumífero. Los tres azafatos ya se han convertido en algo tan pop que podrían copresentar los Goya el año próximo. En cierta manera, director y película se han adelantado a la moda argentina que nos invade otorgándole a Cecilia Roth esa Norma, la amante de altos vuelos y cintas de vídeo que recuerdan aquel episodio real de la actriz Bárbara Rey en los noventa. En el otoño de 1996, la vedette denunció entre lágrimas y desborde emocional que habían robado de su casa unos vídeos comprometedores, y se disparó la rumorología sobre quién la acompañaba en esos vídeos, que nunca fueron recuperados. Rey terminó declarando que desde el robo una mano negra y poderosa había truncado su carrera. Eso también eran otros tiempos, hoy día los e-mails de Diego Torres son más comprometedores y menos románticos. La última remesa (se publican como un folletín) sugiere que el Rey medió para que el duque de Palma pudiera hacer su Summit valenciano. Así los e-mails nos revelan un modus operandi y también una condición del ser súbdito: cuando recibes ESA llamada, no puede caer en saco roto.

Gracias al certero aterrizaje y los análisis realizados en superficie por la nave no tripulada Curiosity sabemos que el desierto de Marte fue hace mucho tiempo un sitio habitable, como también lo fueron el palacio de la Zarzuela y su casa de huéspedes, La Angorrilla, hoy día casi desiertos. En esas condiciones poco aptas para la salud se tendrá que celebrar el Día del Padre. Ese mismo ambiente ultraseco y poco apto ha llevado a la cúpula del Partido Popular hasta los perfumados y confortables salones del madrileño hotel Ritz, un escenario más feliz que su sede de la calle de Génova. Además, las burbujas y la cuenta son siempre a cargo del contribuyente, la somnolienta clase turista. Sobre esas gruesas alfombras, Dolores de Cospedal se puso morada de apoyos y así, firmemente arropada (al estilo Camps) y vestida de morado nazareno, defendió su papel como secretaria (del partido) y también su nuevo color de pelo. ¿Le sienta bien o requiere de la experticia de Raquel Mosquera, peluquera ganadora sentimental del ¡Mira quién salta!? Ahora más oscura e incluso un pelín amenazante, esa melena parece no rizarse ante ninguna otra de la oficina. Tiene camelado al jefe. ¿O el jefe la tiene camelada a ella? Hay que celebrar que el Partido Popular se aleje poco a poco de la austeridad. Funcionan mejor con la ostentación y sus arropadas son como una adicción que los desnuda. El próximo paso en la campaña de apoyo a Cospedal debería pasar por un trampolín. Cambiar la mantilla por un bañador, si quiere también nazareno.

Así como tenemos nuevo Papa resurge como icono social Jaime de Marichalar. Va a casi todos los sitios y es una pena que no haya estado en la entrega de los Premios Kapital, con un elenco que iba desde Pitita Ridruejo hasta Paula Vázquez que pareciera estar preparando su propio reality: ¡Mira quién adelgaza! Los premios quieren rivalizar en estrellas y cena con los de la revista Marie Claire, la madre de todas las fiestas. Sin fiestas, Ortega Cano decidió presentarse en plan solitario ante el difícil ruedo de su juicio. Niega el consumo de alcohol, y da cierta pena que tanto Pantoja como él tengan cada vez más el aspecto de ser los únicos culpables en una sociedad borracha de equivocaciones. A todos ellos, feliz Día del Padre.

elpaís.com - Boris Izaguirre - 15 MAR 2013

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